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Sunak: el tercer Primer Ministro que asume durante la tormenta

El nuevo Primer Ministro enfrenta un panorama aún más complejo y delicado que el de sus antecesores. Su esperado plan, a presentarse durante mediados de noviembre, puede conseguirle más tiempo, o en el peor de los casos, traer más problemas como pasó en el pasado.

Sunak y su mujer, la multimillonaria Akshata Murthy
Sunak y su mujer, la multimillonaria Akshata Murthy
Victoria Rinaldi 01 noviembre de 2022

"El gobierno que yo dirija no dejará a la próxima generación, sus hijos y sus nietos, con una deuda que nosotros fuimos demasiado débiles para pagar. Uniré este país, no con palabras, pero con acciones".

Esa fue una de las reflexiones que pudieron encontrarse en el primer discurso de Rishi Sunak, el nuevo Primer Ministro británico. 

El tercero en ocupar el cargo en lo que va del año, también sentenció que la confianza se gana, y él se ganará la del electorado, además de reconocer que siempre le estará agradecido a Boris Johnson por sus increíbles logros en el cargo. 

A su vez, expuso múltiples promesas a cumplir durante su gestión, particularmente en relación con servicios públicos, el cambio climático, y las oportunidades que el Brexit ha cedido. 

Sin embargo, Sunak asume el cargo más importante de la política británica en condiciones aún más complicadas que su antecesora Liz Truss, quien solo duró cuarenta y cinco días en el cargo, pasando a la historia por volverse la persona que menos tiempo pudo mantenerse en el puesto. 

Posiblemente uno de los peores panoramas económicos de la historia del Reino Unido, sumado a problemas con el sistema de salud y con el sistema energético, una sensible complejidad en la política exterior y una inestabilidad política interna nunca antes vista en Gran Bretaña, son solo algunos de los tópicos que deberá enfrentar Sunak en sus primeras semanas como Primer Ministro. 

Un gabinete reciclado

Después de que la libra cayera a su mínimo histórico en comparación al dólar, y los mercados reaccionasen negativamente frente a su paquete de medidas económicas, Truss renunció a su cargo como Primer Ministra. 

Su salida también se vio propiciada por el escándalo que involucró a Suella Braverman, entonces Ministra de Interior, por haber utilizado su casilla de correo personal para el envío de información oficial. Por lo que, tras desearle éxito a Sunak por el bien del país, la antigua Secretaria de Relaciones Exteriores de Johnson, abandonó su puesto como líder del Partido Conservador, quedando a la espera por los resultados de las elecciones llevadas a cabo en el interior de su partido. 

Tanto Penny Mordaunt, actual Líder de la Cámara de los Comunes, como el antiguo Primer Ministro, Boris Johnson —quien interrumpió sus vacaciones en el Caribe para regresar al Reino Unido— participaron junto a Sunak de la elección interna que designaría al próximo líder conservador y Primer Ministro. 

Sin embargo, ninguno de los dos consiguió la cantidad de votos necesarios para sostenerse en la carrera, y la victoria fue para el ex Canciller de la Hacienda, quien no mucho tiempo atrás había encabezado las renuncias dentro del gabinete de Johnson, situación que en poco tiempo llevaría a Johnson a presentar la renuncia al cargo. 

Inmediatamente, en su primer día como Primer Ministro, Sunak tomó posturas sustancialmente opuestas a su antecesora en relación a distintos aspectos. 

Teniendo presente el manifiesto conservador durante su primer discurso, Sunak se mostró en contra de quitar la prohibición sobre el fracking (que Truss liberaría en su gestión), y rechazó aumentar el gasto en defensa. 

Estableció su gabinete, rodeándose de algunas personas pertenecientes a la gestión de Truss. Así, Jeremy Hunt permaneció como Canciller de Hacienda, James Cleverly se aferró a su cargo como Secretario de Relaciones Exteriores, y Ben Wallace, Kemi Badenoch, y Penny Mordaunt permanecieron en sus puestos de Secretario de Defensa, Secretaria de Comercio Internacional, y Líder de la Cámara de los Comunes, respectivamente. 

Problemas en el interior y en el exterior

La situación que Sunak hereda de su antecesora requiere urgente acción en múltiples frentes. El que parece requerir la mayor urgencia es el plano económico. Tras doce años de gobierno tory, una salida de la Unión Europea, una pandemia, el inicio de una guerra y una inflación anual de trascendentales efectos en la vida diaria de ciudadanos y de empresas, han generado una lectura poco optimista de lo que vendrá. 

Con problemas en las cadenas de suministro de bienes y servicios, como así también una creciente inflación que aumentó significativamente el costo de vida, Truss asumió con la idea de poner el crecimiento económico como el centro de sus políticas de estado, anunciando planes que involucraban bajar los impuestos a determinados sectores de mayores ganancias y aumentar el gasto público. 

Sin embargo, la respuesta a la implementación de planes que la líder tory había anunciado en su campaña por el cargo fue negativa, lo que en definitiva desencadenó su temprana salida. Sunak advirtió que deberá tomar decisiones difíciles en su discurso, pero las medidas económicas que llevará a cabo solo serán anunciadas el 17 de noviembre. 

Otro de los urgentes temas que el nuevo Primer Ministro deberá atender es el del National Health System (NHS). A pesar de haber mencionado un compromiso con el órgano de prestaciones de salud nacional, aún no se conoce qué accionar tomará Sunak para paliar la situación que atraviesa el NHS, caracterizada por 7 millones de personas en la lista de espera para acceder a consultas médicas, 132.000 vacantes laborales, y posibles huelgas de los trabajadores debido a la caída de los salarios. 

Quejas similares están siendo expresadas por otro de los sectores más perjudicados por el contexto actual de la economía británica, que es el de los trabajadores de la educación. 

El nuevo Primer Ministro deberá comunicar medidas que puedan aliviar el actual estado de situación de estos dos sectores, si desea evitar otro invierno del descontento. 

En relación al Reino Unido, Sunak deberá actuar con cautela ante las circunstancias actuales. Por un lado, la tensión en Irlanda del Norte debido al Protocolo sobre los controles aduaneros no ha visto mejorías, sino todo lo contrario. La negativa por parte del Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte (DUP) a formar gobierno, rechazando el protocolo, ha llevado a que se convoquen elecciones anticipadas para el Parlamento y la polarización se asiente, sumiendo así al país del norte en una profunda crisis política. 

Por otro lado, Escocia se prepara para una eventual definición en la Corte Suprema en relación a un posible nuevo referéndum. Se desconoce si los jueces se inclinarán hacia una aprobación necesaria por parte de Westminster, o si el referéndum impulsado por Sturgeon y su partido podrá llevarse a cabo sin el mismo. 

Sunak se mostró más amigable que su antecesora Truss en su momento, al señalar que desea trabajar junto a la Ministra Principal para superar los desafíos que ambos países comparten. Pero su buena predisposición puede no ser suficiente para superar el desgaste que estas circunstancias están generando en el electorado escocés. 

Finalmente, Sunak parece ser consciente de que cuenta con un Partido Conservador que permanece altamente fracturado. Si bien la formación de su nuevo gabinete apunta a unificar al partido gobernante, ya que incluye funcionarios tanto de la gestión de Truss como la de Johnson, la erosión en la unidad del partido es perceptible, con tories rechazando a Sunak al asociarlo a la salida de Johnson tan solo unos meses atrás. 

Resultados distintos

Es claro que Sunak enfrenta un panorama aún más complejo y delicado que el de sus antecesores. Su esperado plan, a presentarse durante mediados de noviembre, puede conseguirle más tiempo, o en el peor de los casos, traer más problemas como pasó en el pasado. 

Tras doce años de decisiones tomadas y políticas llevadas a cabo por el Partido Conservador, es posible que el nuevo Primer Ministro deba tomar las decisiones difíciles que anticipó en su primer discurso, e implementar medidas distintas, si desea resultados distintos. Ante esta realidad, parecería quedar un largo y arduo camino político para recorrer hasta las elecciones previstas, a más tardar, para enero de 2025.

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