Nueva Hampshire es una estado chico del noreste de Estados Unidos, pero tiene el privilegio desde hace mucho tiempo de ser el lugar en el que se realizan las primeras elecciones primarias por las candidaturas presidenciales.
Por eso, a pesar de su escasa población, los resultados de este martes tienen una enorme importancia política y pueden condicionar a todas las campañas y eventualmente obligarlas a repensar sus estrategias. Es un lugar que los candidatos empiezan a visitar desde mucho tiempo antes de las primarias para evitar una sorpresa desagradable en el arranque de los ciclos electorales.
Donald Trump es el amplio favorito para obtener la candidatura presidencial por el Partido Republicano. Y empezó a confirmarlo en las asamblea ciudadanas de Iowa. De todas maneras, la renuncia de Ron De Santis abrió un nuevo escenario porque la carrera quedó reducida a dos con Nikki Haley intentando concentrar el voto de aquellos republicanos que no quieren una nueva postulación de Trump.
El nuevo contexto, sumado a que Nueva Hampshire es un distrito mucho menos conservador y con mayor nivel educativo que Iowa, generó esperanzas entre los adherentes a Haley. Esperan lograr un respetable apoyo entre los 330.000 personas que se supone votarán en la primaria republicana.
Si efectivamente le toca perder, como sugieren las encuestas, espera hacerlo por menos diferencia que en Iowa y de esa manera seguir en carrera hasta el 24 de febrero cuando se votará en Carolina del Sur, estado del que fue gobernadora. Pero una nueva derrota hará contundente provocará que su candidatura tenga los días contados