A pocos meses de haber asumido la presidencia de Ecuador, Guillermo Lasso ya tiene un gran problema que resolver. Según datos de la Dirección Nacional de Antinarcóticos y del Ministerio de Gobierno de Ecuador, en lo que va de 2021 las autoridades del país incautaron más drogas que en la última década.
Desde enero hasta octubre, se han decomisado 147 toneladas de droga: el 82% corresponde a cocaína y el otro 18% se distribuye entre pasta base de cocaína, marihuana y heroína.
Ecuador no forma parte de los países que se caracterizan por producir estupefacientes, aunque sí es utilizada como una de las rutas de paso para enviarlos a Estados Unidos y Europa. Según un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos, los cargamentos de cocaína y heroína, provenientes de Colombia y Perú, “se trafican por tierra a través de porosas fronteras y a través de rutas marítimas” a Ecuador.
Además, en ese mismo informe de la Estrategia Internacional de Control de Estupefacientes, se estimó que el 70% de droga sale del país a través de puertos desde Guayaquil.
Pero el tráfico de droga no es el único problema de Ecuador, ya que, como sucede en otras regiones del mundo, el narcotráfico viene acompañado de un significativo aumento de la violencia. Esto se ve reflejado en la tasa de homicidios del país, que pasó de 7,8 por cada 100.000 habitantes en 2020 a 10,6 en 2021.
Ante esta situación, desde mediados de octubre, Lasso decretó el estado de excepción durante 60 días y dispuso la movilización en las calles de policías y militares. También, como medida complementaria, anunció que toda la carga que ingrese al territorio pasará por revisión antinarcótico.
Por su parte, Antony Blinken, secretario de Estado de EE.UU., uno de los países directamente afectados por esa situación, respaldó las medidas adoptadas por Lasso y explicó “que en las democracias hay momentos, hay circunstancias excepcionales y hacen falta ciertas medidas para bregar con situaciones como las que experimenta Ecuador en este momento".
