La semana pasada, Brasil y otros 11 países finalizaron una histórica cumbre amazónica en la que firmaron una declaración instando a los Estados más ricos a realizar aportes climáticos.
Para Lula, la cumbre fue todo un éxito, ya que no solo da fe de su compromiso con la materia, sino que les permite a todos los países que comparten la selva amazónica llegar con un discurso unificado a la COP28 que se celebrará este año en Dubái.
"Vamos a la COP28 con el objetivo de decirle al mundo rico que, si quieren preservar la selva, deben pagar dinero no solo para cuidarla, sino también para cuidar a las personas que viven debajo de ella", explicó Lula en su momento.
Sin embargo, Lula es consciente de que la presión no es la única herramienta que deberá utilizar para conseguir ayuda climática.
Por ello, este lunes dijo que espera que Estados Unidos quiera invertir en Brasil para que ambos países puedan trabajar para "impulsar la transición energética".
Además, reiteró que les pedirá a otros líderes mundiales, como el presidente de China, Xi Jinping, que aumenten las inversiones en Brasil mientras su gobierno lanza un nuevo plan de transición ecológica.
Desde que Lula llegó al poder, en enero de este año, realizó visitas oficiales tanto a Washington como a Pekín, en donde se reunió con Joe Biden y Xi Jinping. De todas formas, desde la retórica, se ha mostrado mucho más cercano al Gigante Asiático (y Rusia), lo que le valió duras críticas desde Occidente.
