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Análisis

Los fondos de inversión como motores de la transición verde

Por Fabio Natalucci, Felix Suntheim y Jérôme Vandenbussche.

Los fondos de inversión como motores de la transición verde
Fondo Monterio Internacional 06 octubre de 2021

La transición hacia cero emisiones netas de gases de efecto invernadero requiere cambios sin precedentes por parte de empresas y gobiernos, así como una inversión adicional de hasta US$ 20 billones a lo largo de las próximas dos décadas. Se necesitarán sólidas políticas fiscales, complementadas con una amplia gama de políticas regulatorias y financieras, para facilitar la transición verde.

La industria de los fondos de inversión (que a nivel mundial maneja US$ 50 billones), y especialmente los fondos que se concentran en inversión sostenible, pueden desempeñar una función importante en la transición hacia una economía más verde y ayudar a evitar los efectos más perjudiciales del cambio climático, de acuerdo con un análisis reciente que forma parte del Informe Sobre la Estabilidad Financiera Mundial (informe GFSR, por sus siglas en inglés).

Los fondos sostenibles se distinguen de los fondos convencionales porque tienen un objetivo de sostenibilidad, a la vez que persiguen rentabilidades financieras. Dentro de esta amplia clase, algunos fondos se especializan en el medio ambiente, y una subcategoría, en la mitigación del cambio climático.

Administración climática y financiamiento empresarial

El papel positivo de los fondos proviene directamente de su influencia en el sector empresarial. A través de la administración, que incluye la interacción directa con empresas y el voto por delegación, los fondos pueden producir cambios en las prácticas de sostenibilidad de las empresas. Por ejemplo, en 2021, inversores activistas sembraron el desconcierto en las industrias de la inversión y la energía al acceder a puestos en el directorio de Exxon Mobil, desde donde buscan alterar la estrategia climática de la compañía.

El último informe GFSR muestra de qué manera los fondos de inversión recurren con creciente frecuencia al voto por delegación para ejercer influencia sobre cuestiones de índole climática. Los fondos convencionales votaron a favor de casi 50% de las resoluciones de accionistas relacionadas con el clima en 2020, frente a un 20% en 2015. Los fondos orientados a la inversión sostenible tienen una trayectoria aún más sólida: votaron a favor de aproximadamente 60% de esas resoluciones, y en el caso de los fondos especializados en el medio ambiente, la cifra rozó 70%.

Además, la creciente popularidad de la inversión en fondos sostenibles pone más capital a disposición de empresas con una buena calificación de sostenibilidad, estimulando su emisión de bonos y acciones.

Aún demasiado poco

Con todo, aunque la sostenibilidad se está transformando en un elemento típico de las estrategias de inversión, los fondos de inversión sostenible aún constituyen una minoría. A fines de 2020, totalizaban alrededor de $3,6 billones, es decir, apenas 7% del sector de fondos de inversión. Los fondos específicamente centrados en el clima representaron un minúsculo volumen de US$ 130.000 millones de ese total.

Aun así, una tendencia incipiente entre los fondos de inversión sostenible es que están creciendo con más rapidez que los fondos convencionales. Los flujos netos destinados a fondos sostenibles incrementaron de manera notable en 2020 y los de especialización climática crecieron con especial celeridad, dando un espectacular salto de 48% de los activos bajo gestión.

Cómo estimular los fondos sostenibles y climáticos

Entonces, ¿qué pueden hacer las autoridades para ayudar al sector de los fondos de inversión sostenible a ejercer más influencia?

Primero, fortalecer la arquitectura mundial de la información climática, que incluye datos, exposiciones y clasificaciones de las finanzas sostenibles, tanto de empresas como de fondos de inversión. Por ejemplo, un mejor sistema de clasificación de los fondos, con rotulados y taxonomías de uniforme uso e interpretación, ayuda a resumir la estrategia de inversión de cada uno y su enfoque global respecto del diálogo y la administración. De hecho, nuestro análisis muestra que los rótulos revisten creciente importancia a la hora de atraer flujos, sobre todo en el segmento minorista del mercado.

Con ese fin, el FMI, junto con el Banco Mundial y la OCDE, busca elaborar principios para esos sistemas de clasificación a fin de armonizar los enfoques actuales y respaldar el establecimiento de mercados financieros sostenibles.

Segundo, se necesita una debida supervisión regulatoria para evitar el “blanqueo ecológico”, es decir, asegurar que los rótulos representen los objetivos de inversión de los fondos. Eso, a su vez, reafirma la confianza del mercado y encauza más flujos hacia los fondos sostenibles.

Tercero, una vez que estos elementos estén establecidos, se necesitan herramientas para canalizar el ahorro hacia fondos que faciliten la transición. Por ejemplo, extender el tratamiento impositivo favorable aplicado a vehículos de ahorro (como los planes de jubilación o los seguros de vida) a los fondos con especialización climática podría ayudar a complementar otras medidas de mitigación del cambio climático, como los impuestos sobre el carbono.


Los autores son economistas del FMI

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