Poco a poco, en Medio Oriente comienza a suceder lo que nadie desea: el conflicto en la Franja de Gaza se está expandiendo por la región.
Desde hace más de 100 días, Israel ha estado bombardeando Gaza en represalia por los ataques que sufrió el 7 de octubre a manos del grupo terrorista Hamás. Así, mientras que en Israel murieron 1.200 personas, en Gaza ya se registraron más de 24.000 decesos.
Pero el problema es que, en solidaridad con la causa palestina, otros países comienzan a actuar: desde hace semanas, los hutíes de Yemen han estado atacando barcos occidentales con destino a Israel.
Por su parte, la semana pasada Estados Unidos y el Reino Unido bombardearon este país para obligarlos a detener los ataques, pero el grupo terrorista, lejos de retroceder, dijo que ahora cualquier barco de estos países son un objetivo, tengan o no como destino Israel.
Este martes, enviando un nuevo mensaje, el Ejército estadounidense llevó a cabo nuevos ataques en Yemen contra misiles balísticos antibuque en una parte del país controlada por los hutíes. La Casa Blanca informó que ataques adicionales acabaron con los misiles balísticos que los hutíes estaban listos para lanzar.
A su vez, sumándole más tensión al asunto, Irán realizó un ataque con misiles en el norte de Irak: la Guardia Revolucionaria atacó lo que llamó un centro de espionaje israelí en la región semiautónoma del Kurdistán iraquí.
La Guardia expresó que la medida, que representó el primer ataque militar directo de Irán en la región vinculada a la guerra de Gaza, fue en respuesta a las "atrocidades" israelíes contra varios de sus comandantes.
Por su parte, el primer ministro iraquí, Mohammed Shia al-Sudani, dijo que el ataque fue una "clara agresión" contra Irak y un acontecimiento peligroso que socavó la fuerte relación entre Teherán y Bagdad.
Además, en protesta, Irak retiró a su enviado de Teherán y convocó al encargado de negocios de Irán en Bagdad.
