Que Europa sufre una crisis de natalidad desde hace años no es ninguna novedad. Sin embargo, algunos datos comienzan a ser preocupantes: en España, la tasa de natalidad ha caído a su nivel más bajo desde que se iniciaron los registros en 1941.
Según datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE), el año pasado apenas 322.075 bebés se sumaron a la población del país europeo, que cuenta con 48,6 millones de personas.
Así, la tasa de natalidad española del año pasado bajó un 2 % en comparación con 2022, lo que se suma a una caída de casi el 25 % en una década.
Con esta disminución, España posee la segunda tasa de fertilidad más baja de la Unión Europea, solo por detrás de Malta, de acuerdo con lo que muestran los datos de Eurostat de 2021.
Estos datos mostraron que la tasa en España es de 1,19 nacidos vivos por mujer en comparación con el promedio de la UE de 1,53, ambos muy por debajo del 2,1 en el que se mantendrían los niveles de población existentes.
Aunque el Gobierno español busca incentivar a su población para tener más hijos, la incertidumbre económica, el desempleo, los empleos de baja calidad y el aumento vertiginoso de los precios de la vivienda son algunas de las razones por cuales las españolas quedan embarazadas más tarde o tienen menos hijos de los que habían previsto originalmente.
En este sentido, el INE informó que la disminución de los nacimientos estaba relacionada con un retraso en la edad de tener hijos: el número de mujeres mayores de 40 años que dieron a luz aumentó un 19,3 % en la última década.
Además, de este grupo de edad, actualmente nacen alrededor del 10,7 % de todos los niños, frente al 6,8 % en 2013.
Por otra parte, las madres menores de 25 años cayeron un 26 % en el mismo período, representando solo el 9,4 % del total.
