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La OTAN se reúne en Madrid: estas son las claves del encuentro

La OTAN se muestra como el mecanismo para una política exterior cohesionada, pero bajo la tutela y los intereses de Estados Unidos

La OTAN se muestra como el mecanismo para una política exterior cohesionada.
La OTAN se muestra como el mecanismo para una política exterior cohesionada.
Franco Marinone 30 junio de 2022

Entre el miércoles y jueves se está realizando en Madrid la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Tras el abandono por parte de la Unión Europea de cualquier autonomía en materia de seguridad, la OTAN se muestra como el mecanismo para una política exterior cohesionada, pero bajo la tutela y los intereses de Estados Unidos, los cuales conducen a la UE a posiciones no siempre beneficiosas para los países que forman parte. 

La reunión de los miembros de la alianza militar del Atlántico Norte tiene como principal temática la presión ejercida para que se aumente el gasto militar hasta 2% del PIB de los países que la integran, ante una Rusia que se ha perfilado como uno de los principales adversarios estratégicos de las fuerzas de occidente. 

Pero también trae en sus temas a tratar dos cuestiones llamativas: la adhesión de dos nuevos miembros a la alianza (Suecia y Finlandia) y la defensa de la frontera sur de Europa, Ceuta y Melilla, de lo que han comenzado a denominar como la “amenaza” de la inmigración.

  • Cambio histórico en la posición de Suecia y Finlandia

Si el Gobierno de Vladimir Putin buscaba con la invasión de Ucrania frenar el avance de la OTAN hacia el este, los hechos demuestran que ha conseguido todo lo contrario. Durante la Guerra Fría la neutralidad fue garantía de independencia y seguridad para los vecinos de Rusia. Tras los sucesos de 2022 y el enquistamiento de la guerra en Ucrania, tanto el gobierno finés como el sueco ven en la integración en la Alianza Atlántica la mejor forma de mantener la seguridad en sus fronteras. 

Ya desde 2014 con la anexión de Crimea por parte de Rusia, la cooperación militar entre la OTAN y dichos países había aumentado, pero el desbloqueo de Turquía de las negociaciones para la integración de ambos países en la organización militar occidental, conllevará una participación plena. 

Además el camino hacia la integración en la OTAN debería ser fácil, tanto por los intereses de los actuales miembros, como por los requisitos que reúnen Finlandia  y Suecia: ambos son democracias con fronteras claras, tienen buenas relaciones de vecindad con la alianza y el gasto militar por parte de Finlandia ya alcanza el 2% del PIB, cifra que proyecta alcanzar Suecia en 2028. 

Gracias a la incorporación de Suecia y Finlandia a la OTAN, la alianza reforzaría su presencia en el norte de Europa, ampliando su control estratégico en el mar Báltico, y forzando a Rusia a tener que defender 1.300 kilómetros de frontera con Finlandia, y la vía de acceso marítimo para San Petersburgo y el enclave de Kaliningrado.

La idea de fondo que se plantea es un cambio de concepto estratégico de defensa que va a fijar las prioridades y acciones de la OTAN de aquí a diez años. Esta consistiría en cambiar la estrategia de refuerzo militar por una de denegación de acceso, movilizando de forma permanente infraestructuras y grandes unidades militares que defiendan las fronteras. 

Es por lo último mencionado que se debe incrementar el gasto en presupuesto miliar, ya que serán necesarias más unidades militares, de mayor tamaño, y con un mayor nivel de  movilidad, alistamiento y sostenimiento para cubrir todos los flancos. 

Además, no solo se deberán cubrir los espacios tradicionales, sino también el ciberespacio, lo que conlleva una inversión en innovación y nuevas tecnologías. 

  • Cambio en el paradigma discursivo de los flujos migratorios

El discurso construye la realidad, y el discurso frente a la inmigración africana ha cambiado tras el bochornoso episodio protagonizado por las fuerzas de seguridad marroquíes en la frontera de Melilla, que dejó un saldo de 37 muertos y varias decenas de heridos. 

Este acontecimiento, que se basó en personas que huyendo de la guerra en sus países intentaron ingresar en Europa de forma irregular, fue definido por el Gobierno español como “un ataque a la integridad territorial de nuestro país”. 

El presidente de España, Pedro Sánchez, por su parte, definió como “bien resuelto” lo acontecido en la frontera entre ambos continentes, siguiendo esta nueva línea discursiva que consolida a la inmigración como una amenaza para la seguridad de los Estados. 

Esta particular forma de analizar los flujos migratorios abre la puerta a convertir las políticas migratorias en una cuestión de defensa, lo que conlleva en última instancia la militarización de las migraciones y por ende a la creación de espacios de excepción donde queda en suspenso el derecho de asilo, la prohibición de la entrada a la prensa y organizaciones sociales, así como la justificación de muertes en la frontera. 

La plasmación de este giro en el discurso respecto a los flujos migratorios, se puede observar en el pacto entre España y EEUU previo a la apertura de la cumbre de la OTAN, el cual refuerza las relaciones bilaterales con el compromiso de colaborar en la inmigración irregular que llega a España desde el norte de África. 

En el punto nueve de dicho acuerdo se describe un enfoque integral para la gestión de los flujos migratorios irregulares y reconoce la importancia de “una cooperación permanente en respuesta a los retos de la migración irregular en la región del norte de África”.

Otra información de relevancia en el acuerdo es el nuevo impulso en cooperación en materia de defensa en ambos países, que por el momento se traduce en el estacionamiento permanente de buques de guerra estadounidenses en la base militar de Rota, siguiendo así la línea estratégica de la OTAN que contempla movilizaciones de unidades militares de forma permanente. 

La cumbre de la OTAN que vivimos esta semana en Madrid no hace más que reforzar la idea de que las competencias en estrategia de seguridad y defensa de la UE serán transferidas parcialmente a EE.UU., fijando nuevos adversarios estratégicos como Rusia, que hasta la adhesión de Crimea podría haber sido un potencial colaborador de la estructura militar, y que la inmigración se presenta como una amenaza para la seguridad del Viejo Continente. 

Preocupa enormemente la aceleración del gasto en presupuesto militar que estamos viviendo, así como las tendencias de exclusión en el discurso europeo. Un simple vistazo a la historia nos devuelve una mirada inquietante ante dichas prácticas que han llevado, en otras ocasiones, a la peor de la humanidad.

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