Nikki Haley, la única rival de Donald Trump en las internas republicas, sufrió una humillante derrota en Nevada: aunque estas no eran vinculantes, la candidata quedó por detrás de la opción "ninguno de estos candidatos".
La derrota fue más que nada simbólica debido ya que, por una disputa entre las autoridades del estado y los dirigentes del partido, no entregaba delegados para las internas, cosa que sí sucederá el jueves cuando se celebre un caucus válido con Trump como único candidato.
Sin embargo, que Haley haya sacado el 31 % de los votos, frente al 63 % de la opción "ninguno de estos candidatos", afecta directamente su imagen.
Desde el entorno de Haley, le restaron importancia a la mortificante derrota. Una portavoz de la candidata, Olivia Pérez-Cubas, minimizó la pérdida de Haley, argumentando que el proceso favoreció a Trump: "Incluso Donald Trump sabe que cuando juegas a las tragamonedas de un centavo, la casa gana. No nos molestamos en jugar un juego amañado para Trump. Estamos avanzando a todo vapor en Carolina del Sur y más allá".
Haley se ha centrado en ganar su estado natal de Carolina del Sur a fines de febrero, donde sirvió durante seis años como gobernadora, aunque las encuestas han mostrado que Trump tiene una amplia ventaja.
Teniendo en cuenta que Trump ya se impuso en las primarias de Iowa y New Hampshire, muchos creen que un nuevo triunfo en Carolina del Sur significaría su victoria definitiva en las internas.
