En diciembre de 2022, cuando Benjamin Netanyahu volvió al poder en Israel, con seguridad no se imaginaba que el 2023 sería tan duro. Sin embargo, tanto por su propio accionar como por cuestiones geopolíticas, su futuro parece cada vez más oscuro.
Por un lado, este lunes nuevamente se registraron incidentes entre israelíes y palestinos que dejaron un saldo de dos muertos. Mientras tanto, miles de israelíes marcharon a un puesto judío evacuado en Cisjordania en apoyo de los asentamientos considerados ilegales según el derecho internacional.
La tensión se ha disparado desde la semana pasada, luego de las redadas de la policía israelí en el recinto de la mezquita de Al-Aqsa, que desencadenaron ataques con cohetes entre Israel, Gaza, el sur del Líbano y Siria.
Pero los problemas para Netanyahu no terminan aquí: mientras el Primer Ministro intenta avanzar con su controvertida reforma judicial, una encuesta reveló que, si Israel celebrara elecciones en este momento, el partido del mandatario (Likud) sería ampliamente derrotado.
La encuesta de Channel 13 News mostró que más de dos tercios de los votantes desaprobaron el desempeño de Netanyahu en el cargo.
Además, indicó que el Likud ganaría 20 escaños en el Parlamento del total de 120, frente a los 32 escaños que ganó en noviembre. Y su coalición apenas obtendría 46 escaños, perdiendo su actual mayoría de 64 legisladores.
Intentando revertir la tendencia, Netanyahu anunció este lunes que dejaría en el cargo al ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien había criticado al Primer Ministro por su reforma judicial.
Netanyahu también dijo que no está "molesto por la encuesta" y que las relaciones con Estados Unidos, que están más tensas por la reforma judicial, seguían siendo "estrechas" y que los dos países disfrutaban de cooperación en materia de seguridad e inteligencia.
Sin embargo, por el momento, el presidente estadounidense, Joe Biden, se mantiene firme en su postura de no recibir a Netanyahu en un futuro cercano.
