Desde este jueves 6 de junio, y hasta el próximo domingo 9, los ciudadanos de la Unión Europea podrán elegir a los 720 miembros del próximo Parlamento Europeo, que ejercerán el cargo durante cinco años.
En realidad, la mayoría de los miembros de la UE celebran las elecciones el 9 de junio, pero los Países Bajos votan el 6 de junio; Irlanda y la República Checa, el 7 y, al día siguiente, Malta, Eslovaquia y Letonia.
El Parlamento Europeo es una de las tres instituciones de la UE que dirigen el bloque de 27 naciones.
Así, junto con los gobiernos de la UE, decide sobre las leyes propuestas por la Comisión Europea que rigen las políticas y el mercado de casi 450 millones de personas.
En este sentido, aunque no tiene tanto poder como la Comisión o los gobiernos nacionales de los Estados miembros, puede rechazar o modificar sustancialmente la legislación.
Además, como única institución de la UE elegida directamente, sus pronunciamientos tienen influencia política.
Pero, más allá de su funcionamiento, las elecciones han generado gran repercusión este año por un posible avance de la extrema derecha: las encuestas sugieren que los principales grupos proeuropeos en torno al centro político (centroizquierda, verdes y liberales) tendrán una mayoría menor de la que poseen actualmente.
También predicen que los grupos centristas ganarán alrededor de 450 escaños en la cámara de 720 miembros, bastantes menos que los 491 del parlamento saliente, que tiene 705 miembros.
Por otro lado, se prevé que los partidos que forman el grupo populista de extrema derecha pasen de unos 58 escaños a 80 o más.
Entre esos partidos se encuentran Alternativa para Alemania (AfD), la Agrupación Nacional, de la francesa Marine Le Pen, y el partido Liga, del italiano Matteo Salvini.
Estos partidos componen la alianza Identidad y Democracia (ID), la cual, el pasado 23 de mayo, decidió expulsar a la AfD por los comentarios de uno de sus líderes sobre la fuerza nazi de las SS.
Además, otro grupo euroescéptico y populista, los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), dominados por el antiguo partido gobernante de Polonia (PiS) y los Hermanos de Italia, de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, podrían pasar de 68 a unos 80 escaños.
¿Cómo puede impactar en la UE un avance de la extrema derecha?
El aumento previsto de legisladores euroescépticos no detendría a la UE, pero puede dificultar la aprobación de políticas que le den más poder así como compartir recursos dentro del bloque.
Por ejemplo, entre las políticas que podrían verse afectadas se encuentra la transición de la UE hacia cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050.
La política industrial para mantener la competitividad de la UE frente a China y Estados Unidos también podría enfrentarse a ciertos problemas.
Pero, en plena guerra en Ucrania, quizás lo más preocupante es cómo la nueva conformación del Parlamento podría afectar el impulso de las capacidades de producción de defensa de la UE.
También cabe recordar que los líderes de la UE consideran el resultado de las elecciones cuando eligen al jefe de la Comisión Europea, el brazo ejecutivo que tiene el poder exclusivo de proponer nuevas leyes de la UE.
Se pronostica que el Partido Popular Europeo, de centroderecha, quedará primero en las elecciones, lo que le daría un fuerte reclamo en el puesto.
Su candidata a la presidencia de la Comisión es la actual titular, la alemana Ursula von der Leyen.
