Mientras el mundo está concentrado en la actual tensión en la frontera ruso-ucraniana, hay otro gran conflicto del que poco se habla y sigue en ascenso. Ayer, Taiwán informó sobre la mayor incursión, desde octubre, de la fuerza aérea de China en su zona de defensa aérea.
Autogobernada desde 1949, la isla es considerada por China una provincia rebelde, ya que, tras el fin de la guerra civil y el triunfo del Partido Comunista liderado por Mao Zedong, el Kuomintang se refugió allí.
El año pasado, las autoridades taiwanesas denunciaron repetidas misiones de la fuerza aérea china cerca de su territorio gobernado democráticamente con el objetivo de desgastar sus fuerzas y probar sus respuestas.
Según Taiwán, la última misión china incluyó 34 cazas más cuatro aviones de guerra electrónica y un bombardero, las cuales volaron en un área al noreste de Pratas. Como respuesta, Taiwán envió aviones de combate para realizar advertencias, mientras que se desplegaron sistemas de misiles para monitorearlos.
Aunque no está claro a qué se debió la incursión. La misma podría estar motivada por el reciente anuncio de que el vicepresidente de Taiwán, Lai Ching-te, visitará Honduras el 27 de enero para asistir a la toma de posesión de la presidenta electa Xiomara Castro.
Honduras es uno de los catorce países que reconocen a Taiwán. Hasta 2021, eran 15, pero Nicaragua rompió con dicha tradición ante la creciente presión de Estados Unidos contra el dictador Daniel Ortega.
En este sentido, Castro había sugerido que podía seguir el mismo camino, aunque la visita de Ching descarta esta opción. Además, una de las mayores preocupaciones de Pekín es que el dirigente taiwanés podría reunirse con la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris.
