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Más sanciones

Biden prohíbe la energía rusa (y abre una puerta para Maduro) mientras los americanos sufren las sanciones

Si excluir a Rusia del SWIFT era la “opción nuclear”, prohibir las importaciones de energía de Rusia demuestra que la crisis escaló mucho más de lo previsto

Joe Biden
Joe Biden -
08 marzo de 2022

Si excluir a Rusia del sistema SWIFT era considerada una “opción nuclear”, prohibir las importaciones de petróleo ruso, como decidió ayer EE.UU., demuestra que la crisis bélica escaló mucho más de lo previsto y fue necesario a otras sanciones más duras.

Como la implementación de la “opción nuclear” no ha detenido los ataques de Vladimir Putin, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tomó ayer la segunda medida.  

Estamos prohibiendo todas las importaciones de energía de petróleo y gas de Rusia. Eso significa que el petróleo ruso ya no será aceptable en los puertos estadounidenses y el pueblo asestará otro poderoso golpe a la maquinaria de guerra de Putin”, explicó el líder demócrata.

Unas horas antes del anuncio, el Reino Unido comunicó que eliminaría gradualmente la importación de petróleo y productos derivados del petróleo ruso para fines de 2022.

En 2021, Estados Unidos importó un promedio de más de 20,4 millones de barriles de crudo y productos refinados al mes desde Rusia, lo que representó el 8% de sus compras de combustible líquido.

Biden se comprometió a hacer todo lo posible para minimizar el impacto en el pueblo estadounidense y advirtió a las compañías de gas de que no se aprovechen de esa situación para especular. 

La medida fue respaldada por el Partido Republicano, aunque no desperdiciaron la oportunidad para criticar las políticas de energía verde de Biden y exigieron incrementar la producción de petróleo y gas en su territorio. 

¿Cómo impactará la medida? 

Actualmente, Rusia es el principal exportador mundial de crudo y productos derivados del petróleo combinados, con alrededor de 7 millones de barriles por día o el 7% del suministro mundial. 

Por ello, aunque la medida tiene como principal objetivo golpear a la economía rusa, también impactará negativamente en Occidente.

Ayer, el barril de petróleo escaló hasta casi US$ 140, su nivel más alto desde 2008, aunque luego cerró a la baja. El crudo WTI terminó la jornada en US$ 124,70 por barril, mientras que el Brent a US$ 129,30. En este sentido, JP Morgan estima que podría alcanzar un récord de US$ 185 para fines de 2022. 

También se espera que la medida continúe impulsando la inflación, tanto en EE.UU. como en Europa. Según estimaciones de Reuters, cada aumento del 10% en el precio del petróleo en términos de euros aumenta la inflación de la zona euro entre 0,1% y 0,2%, mientras que en EE. UU. cada aumento de US$ 10 por barril aumenta la inflación en 0,2%. El jueves, EE.UU. informará la inflación de febrero y se espera que se ubique en 7,9%. La de marzo

Por otra parte, la prohibición de importar petróleo ruso también impactará en la recuperación mundial de la pandemia del coronavirus. En Rusia, la economía podría contraerse entre 7% y 12,5%. 

El Banco Central Europeo calcula que la guerra podría reducir el crecimiento de la zona euro entre 0,3% y 0,4% en 2022, mientras que la Fed estima que cada aumento de US$ 10 por barril reduce el crecimiento en 0,1%. 

Ayer, los americanos pagaron US$ 4,17 por cada galón de nafta. Un récord. Ese valor, que es un promedio nacional, sube 28% desde que las tropas rusas entraron a Ucrania. En California, donde la nafta siempre suele ser más cara, el galón se pagó a US$ 5,44.

El hogar estadounidense promedio usa alrededor de 90 galones de nafta al mes. Así, el aumento de 63 centavos en el precio desde el comienzo de la guerra en Ucrania implicará que las familias deberán gastar US$ 55 más por mes.

La oportunidad de Maduro 

Como siempre, aunque estas situaciones complican a la mayoría de los actores, hay algunos que tienen la oportunidad de salir favorecidos, como es el caso del dictador venezolano Nicolás Maduro, que se encuentra aislado internacionalmente por sus prácticas autoritarias. 

El pasado fin de semana, altos funcionarios de EE.UU. viajaron a Venezuela para averiguar si Maduro estaba dispuesto a soltarle la mano a su aliado Putin y a aumentar su producción de petróleo. 

Ayer, Maduro describió la reunión “como respetuosa, cordial, muy diplomática" y confirmó que acordó una agenda para futuras conversaciones. 

“Como le dije a la delegación estadounidense, reitero toda nuestra voluntad para que, desde la diplomacia y desde la esperanza de un mundo mejor, avancemos en una agenda que permita el bienestar y la paz”, agregó. 

En los últimos años, el Gobierno de Maduro ha sido respaldado por Rusia. Sin embargo, la actual guerra en Ucrania podría dejarlo más aislado que nunca. Por ello, el ofrecimiento norteamericano representa una oportunidad única para reinsertarse en el sistema internacional. 

"Estamos preparados para crecer uno, dos, tres millones de barriles diarios si hiciera falta para la estabilidad del mundo (…) Venezuela siempre va a estar al frente de las iniciativas para estabilizar el mercado petrolero", sentenció Maduro. 

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