Tras el ataque sorpresa que Azerbaiyán realizó contra Nagorno-Karabaj el martes, el país agresor comunicó este miércoles que había detenido la acción militar, después de que su éxito en el campo de batalla obligara a las fuerzas separatistas armenias a aceptar un alto el fuego que hará que el área vuelva completamente al control de Bakú.
Según el acuerdo, delineado por Azerbaiyán y el Ministerio de Defensa ruso, que tiene fuerzas de paz en el terreno, las fuerzas separatistas deben disolverse y desarmarse, mientras que las conversaciones sobre el futuro de los armenios étnicos que viven allí deben comenzar el jueves.
En un discurso a la nación, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, dijo que Bakú había restaurado su soberanía "con mano de hierro" en una ofensiva de 24 horas por parte de tropas respaldadas por ataques de artillería que doblegaron a la región separatista.
Además, agregó que las fuerzas armenias habían comenzado a entregar sus armas y a irse, y que los 120.000 armenios de Karabaj podrían participar en las elecciones azerbaiyanas, recibir educación estatal y practicar libremente su cristianismo en su nación de mayoría musulmana.
Nagorno-Karabaj, una zona montañosa en el Cáucaso Sur, es reconocida internacionalmente como territorio azerbaiyano, pero parte de ella ha estado gobernada por autoridades separatistas armenias desde una guerra que terminó a principios de los años 1990.
