Incertidumbre sin freno

Los bonos locales son 3 veces más riesgosos que los de un país en guerra

Los bonos se hunden, el riesgo país sube y,además se inician semanas sin liquidación de exportaciones y con los argentinos necesitando menos pesos
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Luis Varela 06-02-2022
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A seis semanas del "Día D" con el FMI (por el vencimiento de un pago con un BCRA sin reservas) todo está sumergido en una gran incertidumbre y las variables financieras lo reflejan con claridad. El dólar sigue bajo tensión, las acciones bajan y pierden volumen, y los bonos se hunden, con un riesgo país que vuelve a las alturas: 1.773 puntos, ocho veces más alto que el de los países vecinos.

¿Cuáles son los focos de la incertidumbre? Hay varios. 

Uno, por supuesto, es el desenlace del acuerdo con el FMI, decisión que el kirchnerismo rechaza, y que un sector de la oposición condiciona a que sea avalada por completo por Cristina Kirchner, que sigue muda. Otro de los temas es el viaje de Alberto Fernández, criticando a EE.UU. y el FMI adelante de Vladimir Putin, y sumándose junto a Xi Jinping a la Ruta de la Seda, acordando inversiones chinas por unos US$  23.000 millones en infraestructura básica como energía, agua, cloacas, transporte y viviendas. Y el motivo principal de este intento de acuerdo con el FMI y el manotazo para lograr ayuda de Rusia y China es un BCRA que está vacío, ya no tiene ni un solo dólar líquido para que el país siga funcionando.

Gracias a los súperprecios que tuvieron los granos hasta mayo de 2021 y a la buena cosecha lograda por Argentina, el BCRA pudo sumar reservas por unos US$ 4.400 millones entre diciembre de 2020 y julio de 2021. Pero desde que terminó de liquidarse la cosecha gruesa (soja y maíz) a mediados del año pasado, los dólares dejaron de crecer, entraron en clara tendencia descendente y, junto con el caos global provocado por el Covid, llegaron más de US$ 4.300 millones en Derechos Especiales de Giro desde el FMI, con la intención de darle solidez al BCRA, tranquilizar el mercado, y que no se profundizara la crisis. Pero empresas e inversores comprenden que las medidas económicas de Martín Guzmán defienden únicamente el gasto público, con cada vez más impuestos a los privados, y en consecuencia (sin contar la devolución de los DEG), solo por una rabiosa huída de capitales, el BCRA lleva perdidos US$ 5.922 millones en los últimos siete meses.

Los dólares que faltan

Confiado en que la liquidación de la cosecha de trigo dejaría US$ 3.500 millones para el país, la autoridad monetaria se encontró con la taba caída del lado contrario: en lo que va del año, o sea en apenas cinco semanas, el Banco Central lleva perdidos US$ 2.300 millones, por lo que la caída de reservas se hace más vertical, lo que llevó a una nueva crisis cambiaria, con precios de overshooting, con el dólar blue alcanzando un récord histórico de $222 y con el contado con liquidación (dólar fuga) que rozó los $245. 

En la última semana, vía uso de más reservas y venta de bonos, el blue retrocedió a $214 y el CCL hasta $222,60, pero todos los operadores -sin excepción- advierten que el mercado cambiario volverá a calentarse, ya que en febrero (con la gente más acomodada volviendo de sus vacaciones) la demanda de pesos se desploma, lo cual quiere decir que las familias usarán los pesos que se queman por la inflación en compras de cosas que se necesiten o en el refugio tradicional de los argentinos: el dólar.

Este movimiento, más la suba de los combustibles, los peajes, las expensas, los alquileres, las cuotas, las prepagas y las tarifas públicas por venir, la inflación ya caliente se eleva aún más. El relevamiento (REM) que hace el BCRA entre los economistas que consulta derivó en que la inflación anual será del 55% (11 puntos más que en "inicial list" con el FMI), pero consultoras privadas la ven arriba del 60% o quizás más, advirtiendo que si fuera bien medida sería mayor, ya que después de la conversación a solas que tuvo el jefe de Gabinete, Juan Manzur, con el titular del Indec Marco Lavagna, ese organismo arma su IPC con 18% de componentes de Precios Cuidados, algo que casi nadie encuentra, y si existe en algunos puntos, esos productos desaparecen de las góndolas a gran velocidad.

Esta realidad argentina de gran confusión encuentra además a un mundo que se va reordenando, enfrentando la salida de la pandemia con medidas que resiste la Argentina, como por ejemplo suba de tasas de interés. Pero, frente a esto, la primera pregunta que los inversores deben hacerse es: ¿terminó la pandemia? 

En las últimas semanas, a pesar de los avances de las vacunas, la velocidad de la cepa Omicron está multiplicando otra vez las muertes mundiales: en las últimas semanas de diciembre había 54.000 muertes por semana en todo el mundo, ese número subió a 64.000 en enero y acaba de elevarse a casi 77.000 decesos mundiales en los últimos siete días. Y Argentina es uno de los protagonistas de este repunte mortal provocado por el Covid: al cierre de esta edición, en los primeros días de cada mes se pasó de 58 muertos en diciembre, a 125 en enero y 1.167 en febrero. 

Uno de los países que más muertes sufrió en la última semana fue Estados Unidos: en siete días se murieron 18.557 norteamericanos y acumulan en toda la pandemia la infernal suma de 900.141 muertos tremendo (Argentina tuvo 1.783 muertos en los últimos siete días y acumula 122.439 decesos en toda la pandemia). 

Tasas de interés para arriba 

 En medio de este flagelo Argentina hace equilibrio entre inflación disparada, negociación con el FMI, inestabilidad en el oficialismo y viaje de Alberto a China y Rusia (en un momento en el que Putin está enchufadísimo con el caos en Ucrania). 

Y, también en medio de este virus tremendo, el titular de la Fed, Jerome Powell, debe ser ratificado en su cargo por el Capitolio (Joe Biden ya dijo que lo apoya, pero el Congreso norteamericano no le está aprobando casi nada al Presidente estadounidense). El caso es que Powell ya advirtió: la compra de bonos (estímulo) termina en dos semanas, y comienza la venta (retiro de dólares) y en cuatro semanas comienza la suba de tasas de interés. Las consultoras difieren, algunas dicen que habrá tres subas de tasas de la Fed en 2022, otras cuatro, cinco o hasta siete. El gran tema es bajar la inflación anual del 7% al 3% anual, como sea.

Frente a esta amenaza de fin de dinero gratis, con alta creación y rotación de empleo y a pesar de la ola de muertes por Covid al dólar no le fue tan mal la semana pasada: mientras retrocedió con costo estatal en Argentina, el billete verde subió 1,9% semanal en Chile, no cambió ni en China ni en Japón, pero bajó 0,6% contra el franco suizo, achicó 0,7% en Brasil, 0,9% contra la libra y 2,7% contra el euro, después de que la titular del BCE, Christine Lagarde, afirmara (como la Fed) que se cortan los estímulos y que viene una suba de tasas, porque la inflación se está saliendo de cauce.

Este uso de reservas y de bonos para frenar al dólar a como dé lugar, anclando aún más el tipo de cambio oficial, pese al daño que eso le hace al comercio exterior (el mayorista sube 20% en un año contra 50,9% de inflación), mas el kirchnerismo bajándose del acuerdo, más el viaje de Alberto para ver a Putin y a Xi, provocó una nueva caída semanal del 3% en los bonos, por lo que los papeles más cortos del canje (AL29 y AL30) perdieran tanto valor contado que su hipotética tasa a vencimiento (que nadie cree que va a ser cumplida) volvió al 28% anual, cuando la tasa similar de un país en guerra como Ucrania tiene una TIR del 9% anual: nos califican peor que a países que están en guerra.

¿Y qué pasa con las acciones? A nivel global todo es incertidumbre y volatilidad, con los inversores rotando como locos, vendiendo a dos manos lo que subió mucho (como Facebook, Spotify, Zoom, Alibaba y otras tecnológicas) y comprando papeles que ofrecen productos que la gente necesita, pero que últimamente no se habían subido tanto a la burbuja bursátil. Con esa condición, las bolsas de la semana pasada estuvieron mixtas: Tokio subió 2,7%, el Nasdaq repuntó 2,4%, México mejoró 1,2%, el Dow de New York creció 1% e incluso San Pablo logró un alza del 0,3%. Pero Madrid achicó 0,2%, Buenos Aires cedió 0,4% en pesos y 1,1% en dólares, Frankfurt bajó 1,4% y Santiago de Chile, donde está por asumir Boric, cedió 2,6%.

Las commodities en alza

Todo sigue siendo un gran desquicio por el virus y por los desastres climáticos que sufre todo el planeta, con inundaciones en algunos lugares, sequías en otros, olas de calor en determinadas regiones y clima polar con nevadas donde no caían desde hace un siglo. Y, frente a eso, por supuesto, las commodities están danzando un baile frenético, y lo peor del caso es que los más beneficiados en este momento son los granos, el mayor producto de exportación de Argentina, pero esta vez este auge de precios en las Bolsas de Chicago y Rosario no dejan nada en el BCRA porque la sequía está dejando a la cosecha local con un volumen exportable muy inferior al del año pasado.

Y para tener una idea de este movimiento, en lo que va de febrero el girasol sube en Rosario nada menos que 25%, la soja rosarina avanza 7,1%, uno de los que resucitó fue el Bitcoin que recupera 7% (con los criptoadictos pensando que la solidez de las monedas principales hace agua), la soja Chicago mejora 4,4%, el petróleo (pese a Omicron) crece 4,1%, el maíz Rosario suma 3,9%, el Cobre 3,8%, el níquel 2,9% y el aluminio. Lo que viene también subiendo pero con menor intensidad son el trigo Rosario que aumenta 0,8% y tampoco crecen demasiado las tradicionales posiciones de reserva contra el dólar: el oro mejora 0,5% y la onza de plata sube 0,2%.

El mundo entero se acomoda a partir de ahora para un cambio: empieza a terminar el invierno en el norte y comienzan a bajar las temperaturas en el sur. A pesar de la suba de muertes mundiales por Covid, Dinamarca acaba de determinar libre tránsito, como si el virus ya hubiera terminado. Ahora es todas partes viene la suba de tasas de interés y el fin del dinero gratis. Y en Argentina, por lo que se ve, comienza un momento en el que nadie querrá tener pesos inmóviles ni en los bolsillos ni en las cuentas bancarias, por lo que la inflación y el dólar estarán nuevamente bajo presión. No es fácil: queda muy poco tiempo para que el Congreso apruebe o no el acuerdo con el FMI, y para que el board del organismo levante o baje sus pulgares.