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Peligrosa estrategia oficial en medio de la campaña y sin el ancla del dólar

En la autoridad monetaria son “fervientes creyentes” de los beneficios de la flotación, pero el "ala política" de Cambiemos está inquieta por la suba del "billete"

28 julio de 2017

Por Leandro Gabin

El Gobierno parece decidido a transitar la previa de las elecciones primarias sin su única ancla para la economía: el dólar. La inacción del BCRA, a pesar de algunos pedidos de Hacienda en forma secreta (y discreta), tiene como argumento la tan mentada “flotación” del tipo de cambio. Algo que, en realidad, tampoco sucede. La moneda estaría flotando si lo hiciera en forma de “serrucho” y no hubiera ?como sucede en la práctica? una estrepitosa caída (los primeros tres meses del año) y una abrupta suba (mayo y junio, pero más intensificado en los últimos treinta días).

En la autoridad monetaria son “fervientes creyentes”, según la definición que ellos mismos dejan trascender, de los beneficios de la flotación. Creen que la sociedad tiene que aprender la lección de vivir con un dólar que sube y que baja, y donde “el mercado” busca su equilibrio. La peligrosa estrategia oficial choca con la realidad. Ya hay traslado a precios por la suba del dólar y, cada vez aparecen más voces críticas no sólo entre los economistas privados, sino en círculos oficiales fuera de Reconquista 266.

“No sé si es tiempo para aprender esa lección ahora. El tema no es la dirección del tipo de cambio (al igual que la inflación) sino la velocidad”, dice un experimentado economista que suele reunirse con varios directores del Central.  “Es otra batalla cultural la de Reconquista 266. Quieren que la realidad se adapte a su teoría. Tienen las mejores intenciones pero están posicionados en lugares muy abstractos”, agregaba la fuente, de trato directo con el BCRA.

Sin el ancla del dólar, tampoco de los precios, el Gobierno encara su año electoral sin ancla alguna. Para muchos es un error que podría pagar caro al momento de que hablen las urnas. Para otros, la suba del dólar puede ser una estrategia electoral.

Los que no están en el micro de la campaña sospechan que el Gobierno juega a mostrar un escenario “desestabilizador” en caso de que Cristina gane poder dejando subir al dólar. Un diputado de Cambiemos lo decía así: “No me extrañaría que alguien le haya vendido a Mauricio (Macri) que no está mal que el tipo de cambio refleje el miedo electoral. Porque hoy por hoy las menores liquidaciones y la dolarización responde al tema elecciones, no a una cuestión macro donde siguen sobrando las divisas”.

Cal y arena

Según esta hipótesis, peligrosa, que el dólar suba puede ser funcional a mostrar “una Argentina otra vez bajo el kirchnerismo”, un fantasma que agita Cambiemos para emparejar las encuestas en la provincia de Buenos Aires. Algo similar, acotan, a lo que fue el show en el Congreso con la (fallida) destitución de Julio De Vido. El Gobierno sabía que no sería aprobada la expulsión pero quiso dejar en claro a la sociedad “quienes apoyan a la corrupción”. No perdieron sino todo lo contrario (para la visión oficial): desenmascarar a quienes mantienen la impunidad.

Sigue Cambiemos mostrando una estrategia confusa incluso como el jueves cuando eyectó a Pedro Biscay, el ex director del BCRA y último bastión del kirchnerismo en la entidad. Fue expulsado por “mal comportamiento” e “incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Federico Sturzenegger le pidió a Macri que se lo sacara de encima. Biscay era un crítico no sólo de la política del BCRA sino del número uno de la entidad. Lo hizo en medios gráficos y radiales afines al kirchnerismo donde virtualmente acusaba a Sturzenegger de tener un plan para “bajar los salarios” y generarle ganancias a los bancos. “La política de Federico Sturzenegger no es tanto bajar la inflación sino bajar el salario. Existe una matriz orientada a generar mayor desocupación  en Argentina”, llegó a decir.

La entidad nunca tuvo demasiados problemas con Biscay hasta que empezó a salir mediáticamente. De hecho, era responsable de la comisión de compras del directorio, que analiza las contrataciones del banco antes de que se eleven al directorio para su conocimiento. Durante el mandato de Sturzenegger, antes de Biscay esa función estuvo en manos de Germán Feldman (otro K que se fue al vencerse el mandato el año pasado). “Como era opositor, quisimos que estuviera en un lugar donde no pudiera decir ni denunciar que hacemos tal o cual cosa. Desde la compra de un lápiz hasta lo más sofisticado pasaba por él”, explicaban.

Si bien la salida no fue muy prolija, Biscay tenía las horas contadas en la entidad. Algunos dicen que la remoción tuvo que ver son ciertas filtraciones que podría haber hecho Biscay. Desde Gobierno se desmintió ese rumor. Biscay tenía muy poca llegada y era un outsider. Ningún otro director iba a exponer algún caso “complejo” cuando estuviera este exdirector puesto por Axel Kicillof.

¿Qué pasará ahora? Algunos creen que la salida de Biscay esconde cambios más profundos en Reconquista 266. Se habla de que podría ir un hombre de Dujovne o incluso que se haya “negociado” con el Ejecutivo “un paquete de reformas mayor”. Estará por verse.

El dólar a $ 17,86 en el circuito minorista potenció la escalada del blue que el jueves cerró a $ 18,40. Sin intervención oficial (tampoco estuvo el Banco Provincia como sí lo hizo dos o tres veces en la semana) el billete va para donde quiera el mercado, algo que trae el peligro de inflación.

PIB e IPC

Si bien el BCRA confía en que no habrá traslado a precios, eso ya se está viendo en las mediciones privadas. Por ejemplo, según un relevamiento de la consultora Elypsis, de los más escuchados tanto en el BCRA como en Jefatura de Gabinete, durante la tercera semana de julio (les falta computar esta que promete también subas) la inflación volvió a subir por el ascensor.

En concreto, detalla el trabajo, el aumento de precios de la semana pasada en el AMBA fue del 1% (sumando 2,9% en las últimas cuatro semanas) liderado por “alimentos” -los más sensibles al alza del dólar- que se incrementó 1,4% contra una semana atrás. La consultora aumentó su estimación de inflación para julio, ahora en torno al 2,2% (dos décimas más que el pronóstico pasado); mientras que el aumento de precios en el año llegaría a 23% (seis puntos más que el techo de la meta del Banco Central). La inflación marcará registros importantes no sólo en julio sino también el agosto. El traslado a precios es una realidad y en las consultoras estiman que puede darse la doble situación de mayor crecimiento económico con más inflación.

En materia de actividad el Gobierno festejó que la actividad creció 3,3% interanual en mayo, y que 12 de 15 sectores mostraron crecimiento interanual. En mayo la actividad superó por primera vez el nivel de diciembre de 2015. “Ahora hay que recuperar lo perdido entre junio y diciembre de ese año”, dijo Luciano Cohan, subsecretario de Programación Macroeconómica del Ministerio de Hacienda. ¿Se crecerá más a lo estimado? El FMI elevó su pronóstico con la Argentina. Ahora cree que crecerá 2,4% el Producto Interno Bruto (PIB) desde el anterior 2,2% para este año. El organismo subió su estimación con respecto a abril luego de ver más recuperación a la estimada. “Esto ha sido gracias al estímulo que el consumo privado recibe del repunte gradual del salario real, y la inversión está respaldada por el crecimiento incipiente del crédito y el aumento del gasto en obra pública”, dijo Alejandro Werner, director del departamento del hemisferio occidental del FMI.

Más voces

También la OCDE se mostró optimista con el futuro de la economía. A través del estudio presentado durante el jueves,  donde se expuso un cuadro de situación sobre la economía argentina en los últimos años, alentó al país a “continuar profundizando las reformas implementadas por el Gobierno de Mauricio Macri” para normalizar la economía. En ese sentido, el informe destacó “las ambiciosas reformas emprendidas” y recordó que aún “quedan muchos desafíos por delante”.

¿Cómo crecer sostenidamente? Trascendió un paper de Joaquín Cottani, economista en Jefe para América Latina de Standard and Poor's. A través de un paper, titulado “¿Qué se necesita para que las mayores economías de América Latina alcancen un crecimiento anual de 5%?”, Cottani separó a la región en tres. Una, en términos de la capacidad de cada país para crecer al 5% anual en adelante, Chile y Perú se encuentran en una posición “relativamente buena”, mientras que Argentina, Brasil y México “no lo están”, y Colombia está más o menos en el medio. “Los desafíos que confrontan Brasil, México y Argentina ?las economías más grandes en la región? aunque no insuperables, son bastante serios”, dice S&P. Con respecto a la Argentina, Cottani dice que el país requiere aumentar el ahorro interno en casi 10% del PIB, 8% para aumentar la inversión y 2% para reducir el ahorro externo a sus respectivos parámetros.

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