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Los cambios en Brasil son una oportunidad (y no una preocupación)

Argentina debe hacer reformas, pero en función de su realidad (y no siguiendo ciegamente a Brasil)

29 agosto de 2017

Por Juan Radonjic

El Gobierno de Brasil logró que el Congreso apruebe algunas reformas estructurales y espera lograr este año la sanción de las que faltan. En 2018 todo será más difícil  porque en octubre habrá elecciones presidenciales.

Michel Temer es un presidente muy impopular, pero lo respalda una amplia coalición parlamentaria que se mantienen unida detrás de un único objetivo que es hacer las reformas en esta etapa. Hasta ahora logró que se sancionen una que restringe el gasto público y otra de flexibilización laboral. Ahora se espera terminar con éxito las negociaciones para reformar el sistema previsional y la estructura tributaria.

Esos cambios, que apuntan a mejorar la competitividad de la economía brasileña, son necesarios porque el país perdió perfil industrial y China constituye una amenaza concreta para su producción. Y porque la burguesía industrial paulista, tantas veces admirada en por sus pares argentinos, no pudo evitar la primarización de las exportaciones brasileñas.

En Argentina muchos sectores plantean que deben apurarse las reformas porque, caso contrario, Brasil sacaría una gran ventaja, y no sólo en la relación bilateral sino como foco de atracción de inversiones del resto del mundo.

Sin embargo, Argentina debe mejorar su competitividad para lo cual debe hacer reformas pero en función de sus necesidades y de su propia realidad y Brasil no constituye un modelo en ese sentido. La xenofilia también tiene sus riesgos.

El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, advirtió que el Gobierno no piensa en una ley de flexibilización laboral como la brasileña y que el camino que se piensa seguir es el del consenso. Es una buena decisión porque los gobiernos no peronistas fracasaron cuando intentaron llevara adelante cambios no consensuados en materia de legislación laboral. En cuanto a la reforma previsional, hay un debate abierto en varios países de la región, pero las distorsiones que tiene el sistema en Brasil son de una magnitud muy superior a las que pueda tener Argentina. Por otra parte, mejorar la situación fiscal y darle un sesgo productivo a la estructura tributaria también forman parte de la agenda del Gobierno argentino.

Michel Temer es un presidente muy impopular, pero lo respalda una amplia coalición parlamentaria que se mantienen unida detrás de un único objetivo que es hacer las reformas en esta etapa

Lo que ocurre en Brasil no debe ser motivo de preocupación sino que, por el contrario, debe generar entusiasmo. Las reformas ayudarán a que la economía del principal socio comercial del país deje atrás años de estancamiento y recesión. Que Brasil crezca es una buena noticia y también lo es que la mayor confianza y el ingreso de capitales resultante llevarán a que se aprecie el real y, así, el tipo de cambio bilateral mejorará para Argentina.  A su vez, no hay motivos para suponer que va a haber un desvío de inversiones a favor de Brasil si Argentina genera oportunidades de negocios con independencia de lo que haga su vecino.

Brasil y Argentina han transitado caminos diferentes en los últimos años.  En 2017, Argentina crecerá más ?3% contra 0,40%? pero con un inflación mayor ? 21% contra 3,5%?, pero en 2018 los indicadores económicos estarán un poco más alineados.

En el terreno político las diferencias son notables: Argentina tiene un presidente con buenos niveles de popularidad pero en minoría en el Congreso mientras que en Brasil el presidente es impopular pero la coalición oficialista logra que su agenda avance en el Congreso.

El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, advirtió que el Gobierno no piensa en una ley de flexibilización laboral como la brasileña y que el camino que se piensa seguir es el del consenso

Además, en Brasil hay poco tiempo porque en cinco meses comienza el año electoral y por eso se apuesta al shock mientras que, en Argentina, el gradualismo es la estrategia elegida y el año que viene será el más apropiado para hacer las reformas. Recién en 2020 lo ciclos políticos se podrán alinear cuando haya presidentes con mandatos electorales frescos aunque uno de ellos puede tratarse de una reelección.

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