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“La reforma laboral de Brasil tendrá impacto en Argentina”

En diálogo con El Economista, Marcela Cristini analiza las consecuencias de la reforma laboral sobre la economía de Brasil (y la de Argentina)

24 julio de 2017

Entrevista a Marcela Cristini Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL)

Marcela Cristini es economista senior de FIEL y especialista en comercio exterior y economía internacional. En diálogo con El Economista analiza las consecuencias de la reforma laboral sobre la economía de Brasil y el impacto que puede tener en la relación bilateral con Argentina.

¿Cuál es la importancia de la reforma laboral que se aprobó recientemente en Brasil?

La reforma es relevante en el contexto que hoy tiene Brasil. Porque tuvo durante mucho tiempo su tipo de cambio apreciado por lo cual las exportaciones, que siempre tuvieron un papel importante en el crecimiento, fueron perdiendo competitividad.  Pero mientras hubo precios altos para las commodities eso pasaba desapercibido. Las exportaciones brasileñas crecieron significativamente en los 2000 hasta el pico de 2011 y en ese trayecto los productos tradicionales mantenían una proporción del 25% en las exportaciones totales y el resto eran manufacturas y productos semimanufacturados. Brasil fue siempre un exportador industrial. Pero desde 2011, todo cambió. Las exportaciones primarias empiezan a representar más del 40% y otras exportaciones decaen porque se expande el consumo interno y hay poco incentivo para exportar porque el tipo de cambio es muy bajo mientras que los costos internos van subiendo. Entre 2011 y 2015 es otro Brasil. Y los brasileños se dan cuenta de que tienen que hacer un cambio, y como suele ocurrir es estos casos, empiezan por devaluar su moneda. Y tienen ahora un tipo de cambio algo más competitivo. En un contexto de  retracción de la industria exportadora y recesión importante se comienzan a sancionar una serie de leyes que apuntan a ordenar la macroeconomía. La reforma laboral es una pieza más dentro de un conjunto de medidas que se orienta a recuperar lo que se estuvo perdiendo durante cinco años que es la fortaleza industrial que siempre tuvo Brasil.  En ese camino, China empezó a ser un destino más importante en la medida en que Brasil exportaba más commodities y los chinos penetraron en el mercado industrial brasileño.

La reforma laboral forma entonces parte de una estrategia.

Es una pieza más de lo que está haciendo Brasil. Usa instrumentos habituales, trata de arreglar la macro y devalúa, pero empieza a sumar cosas nuevas como la reforma laboral y reducción de costos de logística. Todo se explica por la involución de la industria brasileña.

¿Va a impactar en Argentina?

Sí. Los brasileños siempre miran a Argentina como mercado porque es su cuarto cliente en importancia. Cualquier reducción de los costos laborales allí se va a sentir de inmediato con una mayor competencia. También depende de lo que haga Argentina que también es distinta a lo que era en 2015. El país tiene hoy un tipo de cambio que fluctúa más competitivo. Es el mismo tipo de ejercitación que hacíamos en los noventa cuando nos mirábamos permanentemente. Creo que  es sano porque los dos países tenemos que mejorar la competitividad. Pero el escenario es distinto porque los dos países están enfrentando en términos industriales la competencia china.

¿Cuáles son los desafíos para aplicar la reforma laboral en Brasil?

La reforma de Brasil se aplicará en un país en el cual el nivel de sindicalización es inferior al de Argentina, el sistema previsional es más modesto, los costos laborales ya eran menores y ahora lo serán aún más. Es una transformación estructural porque las modificaciones en tipo de cambio son coyunturales.

Además, hay diferencias en las estructuras industriales de ambos países...

La industria brasileña es distinta a la argentina. La nuestra está más concentrada en grandes sectores que tienen que ver con insumos para la industria y la de ellos es más todoterreno y por eso reciben más directamente la competencia de China. Nosotros competimos en otros rubros. La recuperación de la industria brasileña nos favorece mucho porque son importadores de insumos para su industria desde Argentina.

¿Cuál debería ser la respuesta de Argentina?

Hay que mirar la productividad y no el tipo de cambio que fluctúa mucho. Hay que aumentar la productividad con los incentivos adecuados para el sector privado y con la inversión pública que por suerte ahora está empezando a acompañar. Veo cambios favorables en Argentina para aumentar la productividad. Mientras que busca ganar competitividad porque también siente la presión china en manufacturas.

De todas maneras vamos a seguir teniendo un desequilibrio comercial con Brasil por mucho tiempo...

Hay desequilibrios que son admisibles y otros como el de 1998, cuando Brasil devaluó, que nos destruyó. El Mercosur es útil porque mejora la coordinación con Brasil y eso es clave. Brasil tiene una economía muy grande y no nos podemos dar el lujo de no coordinar. El problema es que muchas veces uno de los dos países, por sus problemas internos, faltó a la cita.

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