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La inflación continúa desacelerándose, pero julio luce complicado

Las expectativas todavía no se encuentran 100% ancladas y la batalla contra la inflación todavía no está ganada. ¿Y 2018?

13 julio de 2017

Por Matías Carugati  Economista jefe de Management & Fit & Martín Mulleady Economista de Management & Fit

Después de varios meses de trabajo, el Indec dio a conocer el nuevo índice de precios. El flamante IPC Nacional reportó una suba de 1,2% mensual en junio. A partir de este mes, el BCRA utilizará el índice de precios de mayor cobertura para monitorear la evolución de la inflación y como parámetro para evaluar el cumplimiento de la meta (12-17% anual a diciembre). Si bien se espera que el relevamiento a nivel nacional arroje variaciones menores que el correspondiente al GBA, éstas no serán significativas. En efecto, la diferencia registrada en lo que va del año fue de apenas 0,2 puntos porcentuales. Visto en perspectiva, la inflación continúa desacelerándose, después de tres meses complicados (febrero-abril). No obstante, tal como viene observándose desde hace varios meses, la inflación núcleo (1,3% mensual a nivel nacional) se mantiene elevada. Este comportamiento denota que las expectativas no se encuentran 100% ancladas y que la batalla contra la inflación todavía no está ganada. Por esta razón, es posible que el BCRA posponga el relajamiento de la política monetaria, dado que una baja de la tasa de interés antes de tiempo puede ser perjudicial para el cumplimiento de su meta inflacionaria.

Estimaciones alternativas reflejan un panorama similar al de las cifras oficiales. En efecto, la inflación minorista en CABA redondeó el 1,5% mensual (23,4% anual), mientras que registró una suba de 1% (23,1% anual) en Neuquén y de 0,8% (20,7% anual) en Mendoza. Por su parte, el promedio de consultoras privadas publicado por el Congreso mostró un alza de 1,3% mensual (23,4% anual), mientras que los datos relevados por PriceStats (que excluye precios regulados) aumentaron 1,6% en junio (23% anual). La mayoría de estas fuentes se movieron de igual forma que el IPC del Indec, es decir, se desaceleraron en junio, aunque no lo suficiente como para asegurar que el BCRA cumplirá con la meta de inflación.

La suba del dólar, por ahora, no afectó a la inflación. El precio de la divisa norteamericana aumentó durante junio. Sin embargo, la dinámica de los últimos días fue la que llamó la atención. La decisión de de Morgan Stanley de mantener a la Argentina dentro del grupo de países de frontera fue un factor importante, sumado acaso al ruido político ligado a las elecciones, provocando un aumento de la demanda de divisas. Ello fue potenciado por cierta retracción de la oferta, debido a la menor liquidación de divisas de las exportaciones agropecuarias. El resultado fue una escalada abrupta, controlada gracias al accionar de un grupo de bancos privados. La suba del dólar no tuvo impacto sobre la inflación de junio (aunque los datos de alta frecuencia de PriceStats muestran cierta aceleración), pero bien podría tenerla sobre la de julio, una vez que su impacto se sienta sobre toda la estructura de precios. La magnitud de este efecto dependerá del éxito (o fracaso) del BCRA en disociar los movimientos de los precios de las fluctuaciones del tipo de cambio. Este punto no es menor. Bajar el traslado a precios (el famoso pass-through) sería todo un éxito para el régimen de metas de inflación que rige el accionar de la autoridad monetaria, sobre todo en un país como Argentina.

Julio promete ser un mes complicado en materia de precios. Al margen del posible impacto de la depreciación cambiaria, la inflación se verá afectada por los aumentos en varios precios “sensibles”. Por caso, el mes registrará subas en servicio doméstico (12%), naftas (7,2%), expensas (7%), prepagas (6%), gasoil (6%) y cigarrillos (4%). Un sencillo cálculo de incidencia directa refleja que, sólo por estos incrementos, la inflación mensual tiene un piso cercano al 1% si se toman las ponderaciones del IPC CABA. Acaso utilizando las ponderaciones del IPC Nacional el impacto sea menor. De todos modos, las perspectivas de julio en materia de inflación ayudan a entender la decisión del BCRA de mantener la tasa de interés de referencia sin modificaciones (en 26,25%). Sobre todo porque la inflación núcleo se mueve por encima del sendero consistente con la meta oficial. En términos reales, la tasa de interés es positiva y el sesgo contractivo de la política monetaria se ha incrementado, pero la inflación no cede con la velocidad que busca el BCRA. Tal vez la entidad esté trabajando para encauzar la inflación del 2018, ya que la meta para este año bastante jugada.

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