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La IED podría llegar a US$ 40.000 millones

Sin embargo, aún falta solucionar varios frentes para que el país sea “una verdadera meca para las inversiones”.

19 septiembre de 2016

En la era kirchnerista, la participación del consumo sobre el PIB pasó de 75% en 2005 a 86% en 2015 y, con ello, la inversión quedó claramente relegada. Las cifras surgen del último informe de Federico Muñoz, difundido el viernes. Como han dicho varios analistas, el país se comió los stocks en la década ganada. O “la década consumida”, como dice Muñoz.

“La consecuente descapitalización sufrida en la década consumida nos obliga ahora a encarar un fuerte esfuerzo de formación de capital para volver a crecer”, agrega Muñoz. En rigor, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, admite que la actual tasa de inversión (cerrará 2016, dicen, en apeas 16-17% del PIB) está en “un nivel bajísimo” y “alcanza apenas para las amortizaciones de capital”.

En este contexto, es lógico que el Gobierno apueste a la captura de la Inversión Extranjera Directa (IED). “La oportunidad es propicia porque venimos de una presencia casi simbólica de la IED en el país. En la última década, Argentina recibió una parte ínfima de los flujos de inversión que llegaron a la región. Poniendo el foco en los últimos cuatro años, la IED en Argentina representó en promedio el equivalente a 1,7% de nuestro PIB, cuando el resto de la región recibió cerca del 4% del PIB y en Chile llegó al 8%”, dice Muñoz. La cifra es aún más baja en realidad si consideramos que estuvo inflada por el cepo. Las cifras incluyen la reinversión no voluntaria de utilidades forzada por el cepo al giro de dividendos al exterior. “Neteando esta inversión involuntaria, la verdadera IED recibida se acercó a un muy magro 1% del PBI”, dice Muñoz.

Dado el atraso relativo del país en recepción de IED, las vastas oportunidades que hay y los múltiples incentivos que ha puesto el Gobierno sobre la mesa, ¿cuánto dinero podría llegar a entrar? “A priori, entendemos que no debería implicar un esfuerzo extraordinario pasar de los US$ 10.000 millones anuales promedio que veníamos recibiendo a unos US$ 25.000 millones (equivalente a algo más de 4% de nuestro PIB). Esta cifra supondría capturar la porción de la IED dirigida a la región que aproximadamente nos correspondería dado el tamaño de nuestra economía”, señala Muñoz.

Pero admite, luego, que el flujo podría ser bastante mayor. “Ahora que Argentina captura la atención del mundo empresarial como un polo atractivo en el que parecen haber múltiples oportunidades de negocios, acaso sería razonable buscar un aumento aun mayor y ?por caso? tratar de acercarnos a la importancia que la IED tiene en Chile. No sería descabellado entonces aspirar a ingresos anuales por cerca de US$ 40.000 millones (7% del PBI) si el país logra dar forma a un relato consistente y distintivo que convenza a los inversores”, dice, optimista, Muñoz.

“Creemos que se están dando algunas condiciones como para que presenciemos un fuerte repunte de la inversión en el país. En particular, nos entusiasma que el equipo económico se haya propuesto sanear la macro para remover la principal fuente de incertidumbre que ha paralizado a la economía nacional por décadas: la indisciplina macro crónica que nos condenó a crisis recurrentes”, dice.

Dicho esto, el informe reconoce que hay varios temas pendientes sobre la mesa. “El retraso cambiario parece haber llegado para y habrá que hacer un esfuerzo muy importante para recuperar competitividad sin devaluar. Se necesitará mucha gestión (oficial y privada) para bajar los costos laborales (extrasalariales), financieros, logísticos y el peso del Estado sobre el sector privado, para que el país termine de plasmar su potencial y se convierta en una verdadera meca para las inversiones”, concluye Muñoz.

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