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La economía, tocando fondo

El nivel de actividad continuó cayendo en el tercer trimestre, pero a un ritmo similar o menor al de los meses anteriores. Si bien el 2016 terminará probablemente con una caída del PIB, el último trimestre podría finalizar marcando el comienzo de la recuperación.

07 octubre de 2016

por Matías Carugati (*)

La economía continúa en terreno negativo. Las estimaciones del nivel de actividad muestran que el bimestre julio- agosto fue el de peor performance. Si bien resta saber aún las cifras de septiembre, los primeros indicadores publicados muestran que la recesión continúa y, a lo sumo, estaría moderándose.

De concretarse, ello estaría en línea con la hipótesis de consenso entre los analistas, es decir, que la economía tocará fondo en el tercer trimestre y que pronto comenzará la recuperación.

Los motivos

La construcción fue uno de los sectores más golpeados en el 2016 (acumula una baja de 13% en el año). La actividad tuvo que digerir no sólo el reacomodamiento macro (con su impacto sobre costos e ingresos) sino también el virtual congelamiento de la inversión estatal. De todos modos, la contracción de agosto fue la segunda menor del año y los permisos de edificación mejoraron, señalizando un posible cambio de tendencia en el sector.

Algo similar se desprende de la evolución de los despachos de cemento, otro indicador adelantado cuya performance en el bimestre agosto-septiembre fue mejor que la de los meses previos. Las perspectivas de los propios empresarios también han mejorado, ya que son más las firmas que creen que la actividad va a mejorar que las que estiman que va a empeorar (optimismo más notorio en las compañías ligadas a la obra pública).

El contexto externo afectó a la industria pero la situación interna tampoco ayudó. Los datos oficiales dan cuenta de una baja de producción de 4,2% en lo que va del 2016. La recesión en Brasil impactó de lleno sobre el bloque automotriz, principal destino para los autos fabricados localmente, y sectores conexos como metálicas básicas o metalmecánica. Los bloques más ligados al mercado interno, como alimentos y bebidas o minerales no metálicos (insumos de construcción) tampoco estuvieron exentos de problemas ya que el bajón económico local se hizo sentir con fuerza. Aunque en agosto se observaron ciertos indicios de mejora (el ritmo de caída se desaceleró) los datos de producción automotriz de septiembre (-20% anual) no son alentadores para la industria en general.

Por su parte, la actividad comercial sufrió la pérdida de poder adquisitivo. La aceleración de la inflación durante la primera mitad del año fue más que suficiente para compensar cualquier suba de ingresos de los hogares, restando así capacidad de compra. El resultado no fue otro más que una caída del volumen de ventas, en el orden de 8,6% anual en supermercados, 10% para los shoppings y 6,8% en el segmento minorista.

A medida que el proceso de desinflación se consolide, las condiciones crediticias mejoren y, sobre todo, los hogares reciban una inyección de fondos extra (léase aumento por paritarias, actualización de jubilación o plan social, “bono extra”, desgravación de Ganancias del medio aguinaldo) la actividad comercial debería registrar mejores números.

En el margen

Los primeros datos de septiembre muestran una situación negativa pero que mejora en el margen. Por caso, la AFIP publicó la recaudación tributaria de septiembre, que aumentó 30% anual en términos nominales, varios puntos por encima de los incrementos registrados en meses anteriores. Con la inflación aún por encima del 40% anual esta variación implica una baja en términos reales, pero el ritmo de caída se está desacelerando.

Nuestra lectura de los datos dispersos es que el nivel de actividad continuó cayendo en el tercer trimestre pero a un ritmo similar o menor al de los meses anteriores, consolidándose la idea de que lo peor quedó detrás. El 2016 muy probablemente terminará con una caída del PBI pero, al menos, el último trimestre podría terminar marcando el comienzo de la recuperación.

Volver a crecer es central para aliviar la situación del Gobierno en todos los frentes. En materia social, el crecimiento es condición necesaria para crear puestos de trabajo y reducir la pobreza, que hoy afecta a casi 1 de cada 3 argentinos.

En el plano económico, materializar el esperado rebote y lograr consolidarlo en un proceso de crecimiento sostenido mejoraría la salud de las finanzas públicas, facilitando el proceso de corrección fiscal y alejando cualquier temor respecto a la dinámica de la deuda.

Por último, en cuanto al panorama político, dinamizar el nivel de actividad sería útil para acallar las críticas respecto a la gestión económica de Mauricio Macri y llegar a las elecciones con una situación macro más favorable al oficialismo. Obtener un buen resultado en las legislativas del año próximo es fundamental para asegurar la sostenibilidad a mediano plazo de la agenda de reformas y consolidar el proceso de cambio político iniciado el pasado diciembre.

(*) Economista jefe de Management & Fit

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