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La economía empujará más que en 2009 o 2013, pero menos que en 2007 o 2011

Paradójicamente, la economía aportaría, electoralmente hablando, más o menos lo mismo que en 2015

06 julio de 2017

Por Matías Carugati Economista jefe de Management & Fit & Martín Mulleady Economista de Management & Fit

La economía sigue mostrando signos de recuperación. El PIB comenzó a crecer en términos interanuales y los indicadores de alta frecuencia son alentadores. El estimador de actividad arrojó una nueva suba en abril, la industria volvió a crecer en mayo después de 15 meses y la construcción continúa su “buena racha”. En tanto, la recaudación tributaria, que se mueve en sintonía con el ciclo económico, se expandió en junio por encima de la inflación, redondeando un buen primer semestre. De a poco, el mercado laboral comienza a sentir el giro. El empleo privado formal registró una suba de 1% anual en abril y las estimaciones del Ministerio de Trabajo para aglomerados urbanos refieren a una suba en mayo. Estos datos dejan en claro que la reactivación se consolida, pero que avanza a un ritmo lento (por ahora) y que se trata de una recuperación heterogénea entre sectores, con los ganadores liderando y los perdedores, lógicamente, algo más rezagados o incluso aún en caída.

Por el lado de los ingresos reales, el proceso de desinflación ayuda. Los precios en mayo experimentaron un incremento mensual de 1,3% (24% anual) y las primeras estimaciones privadas para junio hablan de una suba 1,5% (22% anual). Con los salarios creciendo gracias a las paritarias, el poder adquisitivo de los trabajadores empieza a recuperarse. La continuidad de esta dinámica es clave para el consumo, más allá de las “filtraciones” (ahorro en pesos y dólares, turismo, aumentos tarifarios que afrontar, etc.) que haya entre el bolsillo de las familias y el gasto. Dado el peso que tiene este componente en el Producto, también es relevante para darle más dinamismo a la reactivación y tratar de llegar al período electoral con una economía más tonificada.

A las urnas

¿Qué influencia puede tener la reactivación en las urnas? Está claro que una buena situación económica es condición necesaria para un buen resultado electoral, aunque puede no ser suficiente (ejemplo, Carlos Menem en 1997). Para analizar el sesgo que imprime la economía usamos el Monitor Electoral, herramienta propia que de forma sencilla permite seguir la evolución de datos que influyen sobre el voto y las percepciones sociales alrededor de la situación en general. Una mirada rápida muestra que las percepciones (valoración de gestión, confianza y expectativas) no variaron significativamente, incluso durante la peor parte del 2016. Acaso primaba (y prima) la sensación de “estamos mal pero vamos bien”.

Por el lado de los indicadores económicos (actividad, empleo e ingresos reales), el sesgo de la mayoría de ellos viene mejorando desde hace algunos meses, pasando de una situación desfavorable a otra más neutral. De todos modos, aún se está lejos de los números necesarios para que el sesgo sea considerado favorable, lo que implica que el gobierno precisa darle más impulso a la reactivación si quiere que la economía juegue a favor.

Si se pone la lupa en el Gran Buenos Aires se observa una situación más delicada. Las perspectivas en el conurbano son fundamentales debido a su peso en el padrón en la provincia de Buenos Aires (60% del total de electores de 2015), distrito sobre el cual se van a posar todas las miradas en octubre. A pesar de contar con información incompleta y no tan actualizada, la mayoría de las variables relevadas muestra el mismo sesgo que a nivel nacional, aunque con peores guarismos. Esto no es casualidad, dadas las preferencias políticas del conurbano (más inclinadas sobre el peronismo en todas sus variantes), que influyen en las percepciones, y la configuración económica de la región, con mayor peso de actividades que sufrieron relativamente más la recesión y a las cuales les cuesta más salir de ella. No sólo debería importar la magnitud de la recuperación y su timing, sino también dónde se registra.

¿Qué podemos esperar de cara a las primarias? En términos de nuestro monitor, las proyecciones de consenso compiladas por el BCRA (REM) hoy se traducirían en un sesgo neutral (amarillo) para la mayoría de los indicadores. La economía empujaría más que en 2009 o 2013 pero no tanto como en 2007 o 2011. Paradójicamente, aportaría más o menos lo mismo que en 2015, año en que el oficialismo de turno ganó 2 de 3 elecciones (perdiendo la más relevante, claro está) por un pequeño margen.

De todas formas, las predicciones de los analistas deben tomarse con cautela. Si bien las expectativas de crecimiento para 2017 mostraron una leve mejora en el mes de junio (pasaron de 2,6% a 2,7%), se fueron corrigiendo sistemáticamente a la baja en el primer año del relevamiento (3,2% en junio de 2016). En materia de precios ocurrió lo contrario: los analistas revisaron sus expectativas de inflación para 2017 al alza, pasando de 19% a 21,6% anual en el transcurso de 12 meses. Está claro que la economía sigue reactivándose y es muy probable que gane dinamismo con el transcurso de los meses. ¿Cuánto? No lo sabemos con certeza, pero las proyecciones de consenso son menos optimistas que antes, con lo cual creemos que la economía no aportará demasiado en unas elecciones que, al menos en la provincia de Buenos Aires, están muy reñidas.

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