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¿Está justificado el optimismo del Gobierno?

Según la visión oficial en el segundo semestre la economía estará mucho mejor, pero la magnitud e intensidad de la recuperación son motivo de debate aun entre los funcionarios

02 mayo de 2016

Todos en el Gobierno, desde el Presidente para abajo, repiten que en el segundo semestre del año la tasa de inflación bajará y que la economía volverá a crecer. Ese diagnóstico optimista tiene sus fundamentos pero las dudas no son pocas y se observan matices en las visiones que tienen los distintos funcionarios con los que dialogó El Economista. Hay una certeza compartida: abril y mayo conformarán el peor bimestre del año desde el punto de vista económico. Lo que viene, piensan, será necesariamente mejor. De todas maneras, mientras que se da por descontado que la inflación bajará hay menos convicción en la vuelta del crecimiento.

En materia de inflación, se supone que la menor emisión monetaria, que comenzó en diciembre, y que opera con un rezago de seis meses, hará sentir sus efectos a partir de mediados de año. Esa es la política explícita, el discurso oficial frente a los críticos que dicen que no se ocupa de la tasa de inflación. Pero un consumo más frío y un dólar estable harán su parte aunque nadie las reivindique como políticas públicas.

“A partir de junio los índices tendrán un uno adelante”, les dijo a los diputados de Cambiemos Alfonso Prat-Gay. Pero en el propio Gobierno hay quienes no están convencidos de que la inflación bajará tanto y la ven alrededor del 2% durante unos meses más. Son los que consideran que existe una inercia inflacionaria que no puede soslayarse y advierten, además, que va a haber una segura rueda de aumentos salariales en el caso de aquellos sindicatos que firmaron acuerdos por seis meses.

Lo que parece claro es que no habrá medidas adicionales para enfrentar la inflación como por ejemplo la convocatoria para acuerdos sociales entre empresarios, trabajadores y el Estado como se había anunciado al comienzo del Gobierno. La inflación se manejará desde el Banco Central a través del sistema de metas de inflación que se pondrá en marcha a partir de septiembre. “Así es como ocurre en todos los países del mundo” afirman con convicción en el Gobierno. Y que la Secretaría de Comercio esté en el ámbito del Ministerio de Producción y lejos de Hacienda es una prueba de que ésa es la estrategia y que no se piensa en otros instrumentos. ¿Cuándo se crecerá? Más difícil es la apuesta por la reactivación.

¿Cuándo comenzará y que intensidad tendrá?

Menos consumo como lógica consecuencia de la caída de los salarios reales, tasas de interés muy altas y un contexto regional complejo por la crisis en Brasil dan poco margen para el optimismo. Sólo con más obra pública y un incremento de la producción agropecuaria no se puede revertir este cuadro.

Sin embargo, los funcionarios creen que todo cambiará cuando baje la inflación. Uno de ellos sostuvo ante El Economista que “si la inflación baja y se ubica en niveles similares a los registrados en muchos meses de 2015 pero ahora sin cepo, con el tema de los holdouts arreglado, menor riesgo país y un contexto más amigable para las negocios ¿cómo no va a haber más actividad económica?”.

Un aspecto clave es que baje la tasa de interés. En Hacienda pretenden que se haga lo más rápido posible mientras que en el Central quieren más certezas sobre la baja de la tasa de inflación como lo ha dicho reiteradamente su titular, Federico Sturzenegger. En cualquier caso, se piensa que siempre se ubicará unos cinco puntos por encima de la tasa de inflación. El tema del dólar también puede se motivo de distintas lecturas. En Hacienda no quieren que se atrase porque eso impactará en las economías regionales y en algunos sectores industriales. Para el Central la preocupación en ese sentido es menor y, en principio, no tienen previsto comprar agresivamente reservas cuando la oferta de dólares crezca en los próximos meses. Tal vez suban US$ 3.000 millones las reservas en el año y no mucho más porque consideran que con un mercado cambiario libre no se necesitan tantas reservas. Todo indica que la puja entre reactivación y estabilidad seguirá presente en los próximos meses.

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