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Empleo, pobreza y crecimiento

Conclusiones sobre los resultados de la EPH.

02 agosto de 2011

(De la edición impresa)

En la Argentina, la tasa de desempleo se redujo sustancialmente entre 2003 y 2011. Sin embargo el desempleo sigue siendo un problema serio por dos razones principales, sostiene un informe del IERAL-Fundación Mediterránea.

“Por un lado, cada período de desempleo es muy largo y, por el otro, el desempleo puede terminar siendo un estado recurrente”. El 37% de los desocupados declaraban haber estado buscando empleo por más de un año en 2004. Hoy ese mismo número bajó, aunque continúa en un nivel elevado: 31%. En Estados Unidos antes de la crisis los desempleados que tenían más de doce meses buscando trabajo eran 12% del total. En México 4%.

De acuerdo al trabajo del IERALFundación Mediterránea, un tercio de los trabajadores pasó por la fila de desempleo en el lapso de un año y medio. Como contraparte el 67% se mantuvo siempre en situación de empleo. “Esto habla de un mercado laboral con fuerte rotación y alta inestabilidad. Adicionalmente, casi un 6% de los trabajadores estuvo siempre desempleado, lo que se vincula con la elevada duración del desempleo”.

Los economistas que elaboraron el informe dicen que llama la atención la alta proporción de trabajadores desempleados que consigue un puesto y vuelve a perderlo. “Del total de trabajadores que comienza la secuencia como desempleado, el 50% consigue un puesto durante el primer año, pero casi la mitad de ellos vuelve a estar desempleado posteriormente.

Este fenómeno de desempleo recurrente muestra la precariedad de la inserción laboral de algunos trabajadores, que se vuelcan a empleos poco productivos o puestos refugio, y enfrentan una alta probabilidad de caer nuevamente en el desempleo”.

El 49% de los jóvenes de entre 20 y 25 años pasa por el desempleo durante el lapso de un año y medio. La proporción de trabajadores jóvenes en situación de desempleo recurrente es de 7% del total (frente al 3% en el caso de los que tienen entre 40 y 50 años). El panorama no es del todo alentador porque el crecimiento económico de los últimos años parece no haber solucionado muchos temas.

Según un informe de SEL Consultores, la proporción de jóvenes de 15-24 años que no estudia

ni traba no cesó de crecer en los últimos años. En 2003 era de algo menos de 8% y ahora es de casi 10%. Esto es 700 mil jóvenes, 150 mil más que a la salida de la crisis. Prácticamente la totalidad de este aumento se produjo a partir del segundo semestre de 2007. “El problema es especialmente serio en los sectores de menores ingresos”, dice Ernesto Kritz, director de SEL.

En el cuartil inferior la proporción de jóvenes de 15-24 años que no estudian ni trabajan es de

15%, lo que representa un incremento de casi cuatro puntos respecto de 2003. También aquí el salto ocurrió en el segundo semestre de 2007. “Este bajo perfil educativo general se replica en el de la población económicamente activa. Los miembros de estos hogares que están en el mercado de trabajo tienen, en promedio, poco más de 9 años de educación. No es sorprendente, entonces, la dificultad que afrontan para competir por los empleos de buena calidad. Sin una mejora sustantiva del capital humano, es dudoso que puedan salir de esta situación de una manera sostenible”.

Precariedad

Kritz va un poco más allá en el análisis de los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares

que publicó el INDEC la semana anterior. Según el economista, desde la segunda mitad de 2007 el desempleo en el cuartil inferior disminuyó menos de 2 puntos (en 4 de los 6 semestres fue incluso más alto) y la porción de la PEA en extrema precariedad 4 puntos. Esta disminución es sensiblemente menor a la baja de 19 puntos registrada en 2003 y 2007. “Visto así en general, da la impresión que la situación del cuartil más inferior está, si no totalmente estancada, mejorando de manera muy modesta”.

“La mitad de los ocupados del cuartil inferior son informales. Esto significa que carecen de protección legal, seguridad social o beneficios como vacaciones, aguinaldo, o licencia paga por enfermedad. Cuatro de cada diez adolecen de episodios recurrentes de desempleo. Es del todo probable, también, que sus salarios estén por debajo de los de convenio”, dice Kritz.

“Cerca del 60% de los miembros económicamente activos del cuartil inferior de ingreso per capita tengan una mala calidad laboral. Esto ha cambiado poco desde 2007; la mejora desde el segundo semestre de ese año es de menos de 4 puntos, versus más de 13 puntos en el período 2003-2007”. Otro indicador de bienestar que muchas veces siguen los economistas es la proporción de la población que tiene una cobertura de salud.

Según los resultados de la EPH, en el cuartil inferior de ingreso familiar per capita, el 60% carece de obra social o medicina prepaga, es decir no está incluido en el sistema de seguridad social o en una opción de mercado. Esta población dependiente del sistema de salud pública es más del doble que en el segundo cuartil, y diez veces más que en el cuartil superior.

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