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La inversión crece fuerte, pero aún falta más

09 agosto de 2017

La famosa “lluvia de inversiones” empieza, aunque muy lentamente y todavía sin la intensidad requerida, a posarse sobre la economía vernácula. En rigor, la inversión actualmente está creciendo en torno a 15% anual, con la construcción (se considera inversión, aunque sea residencial) liderando la expansión a un ritmo del 20%. “Es el componente de la demanda agregada que está creciendo más rápido”, dice Miguel Kiguel.

Pero, más allá del empuje, la suba del ratio inversión sobre PIB será apenas testimonial y llegará a solo 16% del PIB. “Una tasa de inversión del 15% del PIB apenas alcanza para recomponer la depreciación del capital, es decir, no permite aumentar la producción a largo plazo”, advierte Kiguel. Aunque, ciertamente, es una suba bienvenida, y acaso tan alta como lo genuinamente aspirable dado el “costo argentino”, el aún bajo crecimiento (hay una elevada correlación entre las variable) y el consabido riesgo político. En definitiva, los incentivos.

“Para crecer al 3% o 4% anual en forma sostenida, la tasa de inversión debe seguir aumentando hasta representar al menos el 20% del PIB”, dice Kiguel. La clave, como repiten en el Gobierno, es la sustentabilidad. “La inversión física debe mantener tasas de crecimiento anual de dos dígitos en los próximos años. Si la inversión promediara un crecimiento anual de 10% en los próximos años, hacia 2021 la tasa de inversión alcanzaría el 20% del PIB, superando el máximo histórico de 19,5% del 2007”, razona Kiguel.

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