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El presidente más austero desde los años '80

Los números de Barack Obama.

30 agosto de 2012

En medio de la actual campaña electoral, buena parte de la artillería propagandística de los republicanos apunta al supuesto despilfarro de recursos públicos perpetrado por la administración de Barack Obama. La cuestión, sin embargo, acaba de ser colocada en su justa perspectiva por una investigación de MarketWatch, un portal de Internet perteneciente al grupo Dow Jones, especializado en economía y negocios. Allí se establece que el actual mandatario es, por lejos, el que menos ha gastado en las últimas tres décadas y se consagra como uno de los más prudentes en esa materia desde los tiempos de George Washington.

La razón por la cual las imputaciones que presentan a Obama como un gastador compulsivo han logrado encontrar eco en significativos sectores de la opinión pública es el enorme peso del paquete de rescate de la economía que se desplegó en el preciso momento en que el candidato demócrata reemplazaba a George W. Bush en la Casa Blanca. El Presupuesto Federal de 2009 representó, efectivamente, un salto de casi 18% con respecto a las cifras del año anterior (al pasar de US$ 2,98 billones a US$ 3,52 billones). Lo que esta visión de los hechos pasa por alto es que ese presupuesto fue obra de la administración Bush y lo aprobó el Congreso cuatro meses antes de que Obama asumiera su mandato.

Por lo tanto, el primer presupuesto que puede ser realmente atribuido al actual presidente es el de 2010. Y le correspondería también hacerse cargo de los gastos del año fiscal 2013, aun si Mitt Romney llegara a asumir la presidencia en enero del año próximo. Vistas así las cosas, el panorama resulta llamativamente distinto del que suelen exhibir los simpatizantes republicanos:

El presupuesto 2010 (el primero de la era Obama) mostró una reducción del gasto de 1,8% (con un total de US$ 3,46 billones).

El de 2011 contempló erogaciones por US$ 3,6 billones, lo que representó un aumento de 4,3%.

El de 2012 se fijó en US$ 3,63 billones, con lo que el aumento del gasto sería de apenas 0,7%.

Y el de 2013 (el último de esta administración) prevé una reducción de 1,3%, con un volumen total de gastos federales de US$ 3,58 billones.

Claro que los analistas conservadores suelen sostener que esta austeridad fiscal no es obra de Obama, sino de los esfuerzos de los legisladores del Partido Republicano, que lograron imponer restricciones al gasto en la Cámara de Representantes. Pero lo cierto es que el ritmo de aumento de los egresos fiscales nunca fue tan bajo desde que el presidente Dwight Eisenhower puso fin a la Guerra de Corea en 1953.

Si se consideran los cuatro años fiscales bajo el mandato de Obama, el presupuesto federal se elevó de US$ 3,52 billones a US$ 3,58 billones, lo que arroja un resultado sorprendente: el promedio anual de aumento del gasto fue de apenas 0,4%. El examen de los números aclara otra curiosidad histórica.

A pesar de que suele atribuirse a las administraciones demócratas una irrefrenable propensión al gasto, en tanto que los republicanos serían una garantía de moderación, los registros muestran que, en los últimos treinta años, el presidente con el mayor índice de dispendio fiscal fue el conservador Ronald Reagan, quien en su primer mandato alcanzó un promedio de casi 9% de incremento anual del presupuesto.

En la tabla de posiciones de los “grandes gastadores” le sigue George W. Bush, con un aumento de 8,1% en su segundo período (precedido por otro índice elevado, de 7,3% en su primera temporada en la Casa Blanca). En comparación, el demócrata Bill Clinton devela una notable vocación de austeridad fiscal, con índices que no superan el 4% del gasto en sus dos períodos de gobierno.

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