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“El nivel de actividad encontró su piso en agosto”, dice Bein

19 octubre de 2016

Según un informe del Estudio Bein (EB), difundido ayer, el nivel de actividad encontró un piso en agosto pasado, “aunque con caídas interanuales que se ubican en torno al 5%, y que se van a sostener en terreno negativo probablemente hasta el principio del segundo trimestre de 2017, cuando el contraste se realice contra una muy baja base de comparación y el crecimiento se acelere en el margen” por el efecto paritarias, Brasil y obra pública.

El derrame Según el extenso informe, “la agenda de corto plazo consiste en lograr que la bonanza financiera reflejada en las colocaciones de deuda de las últimas dos semanas por US$ 11.000 millones (tres bonos en pesos por el equivalente a US$ 8.350 millones a cinco, siete y diez años con tasas fijas de 18,2%, 16% y 15,5%, y dos bonos en euros a cinco y diez años por el equivalente a US$ 2.800 millones a tasas del 3,9% y 5%) se traslade a la economía real, condición necesaria para asegurar la gobernabilidad en un país donde se vota cada dos años y que enfrenta los coletazos del intento de cambiar en forma rápida los precios relativos (dólar y tarifas) en el inicio de la gestión, usando como semiancla las paritarias” y con la consabida caída fuerte del PIB y aceleración de la inflación.

Por otro lado, agrega el informe, “la agenda de mediano plazo consiste en hacer que la deuda que contrae la economía (sector público y privado) resulte sustentable en el tiempo, es decir, encontrar un sendero de crecimiento que no choque frontalmente contra una toma de ganancias si en el futuro cambian las condiciones de liquidez global o si cambia la baja preocupación actual por la 'gradualidad creciente' en la corrección de las inconsistencias, frente a un déficit fiscal primario en la zona del 5% del PIB y un moderado déficit en cuenta corriente en la zona de 2%”.

La I, clave

Lógicamente, allí la inversión (hoy en 16% del PIB a precios corrientes) es clave. Subir esa variable a niveles de 25/30% es necesario para que la economía crezca más del 4% anual, dice el informe. Eso “requiere un crecimiento de la inversión que triplique sostenidamente durante ocho años al del consumo, lo cual implica confianza, instituciones, reglas de juego, pero sobre todo capacidad para proyectar sobre los flujos de fondos de las compañías (precios relativos y cantidades)”.

Los bajos niveles de deuda de los que parte la economía, agrega, “dan margen para graduar en el tiempo estas correcciones, sobre todo si el endeudamiento permite apalancar una corriente de inversión productiva y en infraestructura orientada a la producción, pero no para evitarlas”. Si bien la deuda pública en el mercado es baja, el mundo puede darse vuelta y la situación podría ser otra.

“La agenda de la productividad y la inversión orientada fundamentalmente a sectores de transables con ventajas competitivas posibles de afianzar, que es la que asegura la sustentabilidad de la deuda, requiere un ordenamiento de la puja distributiva no se logrará sólo con consistencia monetaria y endeudamiento”, dice Bein, y agrega: “Más aún, cuando los niveles de empleo están apuntalados por una elevadísima protección de la economía, y una estructura sindical cuya fuerza frente a un Gobierno no peronista condiciona las paritarias y otras rigideces laborales que hacen a la productividad. Pero además, cuando avanzar agresivamente en esta agenda de productividad, puede afectar el intento de corrección fiscal teniendo en cuenta las presiones para bajar la elevada presión impositiva que recae sobre el sector formal de la economía y en simultáneo para suavizar las correcciones en las tarifas, que hasta el año pasado servían para compensar parte del atraso cambiario”.

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