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El mercado laboral se prepara

El primer trimestre será clave

14 enero de 2015

(Columna de Facundo Matos)

El año comenzó positivamente para los trabajadores. Desde el primer día de enero, el salario mínimo aumentó a $4.716, de acuerdo a lo pautado el año pasado en el Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil. La Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que dirige el sindicalista cercano al Gobierno, Antonio Caló, logró acordar un plus salarial de $2.000 a pagar en dos cuotas a cuenta de la paritaria de este año. De esta manera, como diciembre, que se anticipaba como un mes agitado y terminó siendo tranquilo, los primeros chispazos de conflictividad de este año se lograron aplacar y enero se encamina a ser un mes pacífico.

Asimismo, en una iniciativa demarcada intencionalidad política, el gobernador Daniel Scioli anticipó la discusión paritaria con los docentes bonaerenses para enero, dos meses antes del inicio del ciclo lectivo. Y en la primera semana del mes, capitalizó su primer logro: acordó un incremento del 8% a pagar en enero y febrero.

De este modo, el precandidato presidencial se ahorra un conflicto que afectaría sensiblemente sus aspiraciones presidenciales y los docentes reciben un plus para los meses previos a las paritarias, que suelen ser los de mayor pérdida del poder adquisitivo.

Sin embargo, las proyecciones para el resto del año no son tan positivas. Según el abogado laboralista Julián De Diego, la mayoría de las empresas presupuestó para este año un aumento salarial algunos puntos por encima del 30%, aunque con una inflación del 35 al 40%. Es por eso, observó al ser consultado por El Economista, que “durante el año pasado, la inflación superó los incrementos salariales y lo más probable es que este año sea otro de caída del salario real”. “Los sindicatos van a tratar de obtener aumentos por encima de la inflación y el Estado va a hacer lo posible por ubicar los salarios por debajo de los precios", dijo.

Los docentes bonaerenses, por caso, ya anunciaron que perseguirán un aumento superior al 30%, una cifra que el Gobierno buscará que sea menor. Desde la CGT opositora que conduce Hugo Moyano, en tanto, advierten que el número debería ser mayor para ganarle al incremento de precios. "Dado que el índice de inflación cerrado a diciembre de 2014 (por el Observatorio de Datos Económicos y Sociales de la CGT opositora) ha sido de poco más de 35% anual y potenciado por la pérdida de poder adquisitivo que la inflación ha dado como consecuencia sobre los salarios, cualquier discusión tendrá que establecerse entre el 35% y el 40%", sentenció Jorge Sola, secretario de Acción Social de la central obrera y responsable del Observatorio, en diálogo con El Economista.

El índice de inflación y el período de medición que se utilicen a la hora de las negociaciones, será una de las claves de los resultados que se obtengan. El Gobierno y las empresas apuestan a que el clima de tranquilidad actual y la menor inflación de los últimos meses favorezcan a sellar incrementos más bajos, en base a expectativas inflacionarias también más reducidas. En el mismo sentido, la estabilidad del mercado cambiario y el menor nivel de actividad económica llevan a pensar que la inflación de este año será menor que la del 2014.

¿Destrucción de empleo?

Además de la discusión salarial, otro punto que debe ser seguido de cerca durante 2015 es la evolución de la oferta laboral. El INDEC informó recientemente que el desempleo creció al 7,5% en el tercer trimestre de 2013. Algunos organismos como la Fundación Mediterránea denunciaron que la pérdida de empleos era mayor y que había sido ocultada por un cambio en la medición de la Población Económicamente Activa (PEA). Miguel Bein, en cambio, defendió el indicador oficial y explicó que se trataba de una mala interpretación de un cambio de la base metodológica sobre la cual se mide la PEA. De cualquier manera, lo cierto es que 2014 fue un año de tensiones para el mercado laboral y no se espera que 2015 sea muy distinto.

"El año pasado tuvimos crecimiento del desempleo y este año volverá a suceder. No habrá despidos de forma arrasadora o en avalancha, pero las empresas van a ir gradualmente acompañando la recesión sin generar empleo, sin mejorar las ofertas de trabajo y sin reponer las bajas", explica el abogado laboralista Julián De Diego. La última Encuesta de Expectativas de la consultora Manpower revela que ocho de cada diez compañías consultadas no tiene previsto realizar cambios en su dotación de trabajadores para el primer trimestre de 2015, mientras que apenas el 9% planea contratar más personal. “No hay recuperación respecto de trimestres anteriores sino una tendencia levemente hacia la baja”, extrajo como conclusión Alfredo Fagalde, director General de ManpowerGroup Argentina. Las intenciones de contratación por parte de los empleadores mermaron un 2% en relación al último trimestre de 2014 y 3% respecto al mismo periodo de 2013, de acuerdo a la consultora.

Así todo, los problemas actuales no son novedosos sino una coyuntura que profundiza una realidad preexistente: hace varios años que la creación de empleo por parte del sector privado es insuficiente. "Los primeros años, las empresas tienen la expectativa de que sea una situación temporaria y toman medidas pensando en que después de la recesión vendrá el rebote. Pero ahora ya quedó claro que rebote no va a haber y que además de 2015, se vienen dos años difíciles, porque es fantasioso pensar que un cambio de gobierno vaya a cambiar radicalmente las expectativas", señala De Diego a partir de la lectura que hacen en buena parte de las empresas.

En un año eleccionario, la evolución del mercado laboral y la realidad salarial serán un dato particularmente relevante para medir el humor social. Suspensiones automotrices, conflictos como los de Lear y Donnelley y mediciones que revelan la pérdida de puestos de trabajo serían factores que influirían marcadamente en los oficialismos, ya sea nacional o provinciales. En ese sentido, los primeros meses serán la prueba de fuego del mercado laboral. “El Gobierno va a tener que tomar una posición reactiva y utilizar las paritarias como ancla antiinflacionaria, cerrando acuerdos menores con los sindicatos", destaca De Diego. Si no se aceleran los precios ni se cierra ningún acuerdo demasiado por encima del promedio, la tranquilidad podría durar todo el año. De lo contrario, el escenario que se abriría sería otro, de mayor incertidumbre.

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