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El fifty-fifty ya es una realidad (pero no alcanza)

La participación del trabajo en el reparto de la torta debe ser mayor, dice Idesa

25 julio de 2017

El informe semanal de Idesa, distribuido ayer, destaca dos cuestiones. Uno, según los datos oficiales la distribución funcional del PIB ya alcanzó el fifty-fifty y, dos, las evidencias demuestran que eso ya no alcanza para lograr el bienestar generalizado. Por eso, los altos niveles de pobreza que conviven con semejantes números publicados por el Indec durante la semana pasada en el informe Cuentas de Generación del Ingreso.

Detalló Idesa: “El trabajo percibió el 52% del total de los ingresos generados en la economía. El capital participó con el 40% en la distribución del ingreso. Los ingresos mixtos (empresas personales y familiares donde se combinan trabajo y capital) representan el 11% de los ingresos. La suma de los tres factores arroja 103%, porque un 3% corresponde a subsidios netos de impuestos otorgados por el Estado”.

Ya no alcanza

De esa forma, queda puesto sobre papel que el objetivo de lograr el fifty-fifty logró ser alcanzado e incluso levemente superado en los últimos años. Pero también, destaca el informe de Idesa, queda evidenciado que a esta altura del partido esa meta simbólica no garantiza una distribución que elimine las desigualdades.

“Esta distribución no garantiza justicia social, como lo prueba la muy alta incidencia de la pobreza. Una de las razones es que las brechas de ingresos entre los trabajadores se han profundizado. La más decisiva es la diferencia salarial entre trabajadores registrados e informales”, afirmó.

Y agregó un dato interesante que muestra la comparación con algunas otras distribuciones en otros países ya desarrollados: “ La otra razón es que la integración social requiere una mayor participación de los trabajadores en el total de los ingresos. La prueba más contundente es que en países socialmente más avanzados (Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Francia, Dinamarca, Italia, Canadá) la retribución al trabajo llega a dos tercios del ingreso total, mientras que el tercio restante es retribución al capital”.

Propuestas

En ese sentido, insiste el informe, si el objetivo es eliminar la pobreza, la distribución funcional del ingreso tiene aún mucho camino por recorrer y para que haya una mayor equidad es necesario incrementar la participación del factor trabajo en el valor agregado de la economía, para lo cual sería necesario “aumentar la participación laboral femenina (que es particularmente baja entre las mujeres con menores calificaciones) y eliminar la informalidad”.

Y además ensayó una lista de proposiciones de política para alcanzar semejante objetivo: “La agenda de políticas para cumplir con estas metas es muy ambiciosa. Claramente tiene una integralidad y orientación muy diferente a la reforma laboral brasileña. Un área clave es la tributaria, donde se deberían eliminar las cargas sociales para los salarios más bajos y simplificar y unificar impuestos que operan superpuestos (como, por ejemplo, IVA, Ingresos Brutos y tasas de industria y comercio). En relación a la legislación laboral, las necesidades más urgentes están en las pequeñas empresas. Por eso, en lugar de reformas orientadas a las grandes empresas ?como ocurre en Brasil? es más pertinente pensar en un estatuto especial que le facilite a las pequeñas empresas operar en la formalidad”.

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