Uno de los aspectos para tener en cuenta de cara al año que viene será la evolución del empleo, que ya superó lo peor de la pandemia. El desafío será afianzar la creación del trabajo asalariado registrado porque la recuperación de 2021 estuvo marcada sobre todo por el empleo público y los monotributistas.
La desocupación cayó hasta el tercer trimestre de este año al 8,2% de la población económicamente activa, por debajo de los promedios de 2019 (9,8%); 2018 (9,2%) y 2017 (8,4%). Sin embargo, esos años representan una baja base de comparación.
Las restricciones derivadas de la cuarentena estricta para contener el avance de la pandemia derivaron en la pérdida de 2,5 millones de puestos de trabajo en el segundo cuarto de 2020. En línea con la recuperación de la actividad, la creación de empleo en el último año sumó poco más de 2,7 millones de trabajadores.
Los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino correspondientes a septiembre mostraron una mejora de 0,3% respecto a agosto en los puestos de trabajo registrados. No obstante, los puestos privados en relación de dependencia todavía registran una caída de 0,8% respecto a febrero del 2020.
Por otro lado, los monotributistas crecieron con una velocidad mucho más notoria. Respecto a febrero del 2020 subieron 7% y de esa forma empujaron al total del empleo registrado por encima de los niveles prepandemia. Los asalariados del sector público, por su parte, crecieron también con fuerza: 2,9% por encima de los niveles de febrero del 2020.
Al ver esos datos, resulta importante que el Gobierno pueda generar las condiciones necesarias para que crezca el empleo de “calidad” o asalariado registrado.
“Los trabajadores por cuenta propia formales -fundamentalmente monotributo-, los trabajadores públicos y el empleo asalariado industrial -especialmente la industria alimenticia, automotriz y en la fabricación de plásticos, maquinaria, electrodomésticos y tecnología- explican la totalidad del crecimiento, pandemia mediante, del empleo formal en los últimos dos años”, consignó un informe de Ecolatina.
De cara al año entrante, Ecolatina prevé que el dinamismo del cuentapropismo y los asalariados públicos siga su curso, traccionando el empleo formal. Por otro lado, respecto a la industria, que fue uno de los dinamizadores del empleo formal, resaltaron que aunque opere con vaivenes, “no creemos que esta dinámica afecte su rol de creador de empleo, al menos durante los próximos meses”.
Entre los reclamos más importantes que realizan los empresarios a la hora de hablar sobre empleo se encuentran la doble indemnización y la prohibición de despidos. Impuestas como medida de emergencia durante la pandemia, las mismas estarán vigentes hasta el 31 de diciembre próximo.
En tanto, el Gobierno ya anunció que esas normas no continuarán en 2022, pero la salida de ese esquema se dará de forma gradual. El monto del recargo por despido, que tiene un tope de $500.000, se iría reduciendo paulatinamente hasta desaparecer a mediados del año próximo.
Estos son los lineamientos definidos por el Ministerio de Trabajo y el gabinete económico, que debe convalidar en última instancia el presidente Alberto Fernández. Fuentes oficiales sostienen que como la economía va camino a la normalización, “es lógico que suceda lo mismo con el mercado de trabajo”.
Finalmente, las empresas sostienen que la principal condición necesaria para incentivar la contratación es que se sostenga la recuperación económica y se corrijan algunos desequilibrios que generan incertidumbre a la hora de invertir. Otro asunto es la falta de recursos humanos en algunos segmentos. Por eso, tanto el Gobierno como las empresas están buscando maneras para aumentar la “empleabilidad”.
