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“El drama irresuelto es que no sabemos qué capitalismo queremos”

Entrevista a Eduardo Fidanza, Socio de Poliarquía.

13 septiembre de 2016

En diálogo con El Economista, Eduardo Fidanza, sociólogo, socio de Poliarquía y agudo observador de la vida nacional, ofrece su visión sobre el foro que inaugurará el Presidente hoy.

El evento que comienza hoy en el CCK tiene como objetivo declarado aumentar la inversión. Además de ese fin, ¿qué otras cosas se propone el Gobierno con esta convocatoria?

El foro es un evento típico y característico del Gobierno que convoca a empresarios e inversores, y eso siempre genera un intercambio y, por el otro lado, me parece que es una expresión de la comunicación o el marketing que tiene el Gobierno y que quiere recrear un círculo virtuoso que tiene varios pasos: racionalizar la economía, disminuir la emisión monetaria desordenada y bajar la inflación para que lleguen las inversiones y, con ellas, puestos de trabajo. Es una idea aceptable, aunque un tanto sencilla. Pero la comunicación política es así, y quizás peque de ingenua en la actual fase del capitalismo. Hoy hay una brecha muy grande entre lo que el Presidente recibe en el exterior y la situación interna que se vive. El aliento político que recibe cuando sale no necesariamente se traduce en inversiones porque estas dependen de la confianza, y ese es un proceso de mediano plazo.

El Gobierno dice que hizo mucho en estos primeros meses. ¿Coincide? Los eventuales inversores están viendo la capacidad del Gobierno para poder, efectivamente, introducir esas modificaciones para racionalizar la economía. ¿Qué estamos viendo allí?

Que la baja de la inflación viene asociada con un costo fuerte en la actividad económica. En el terreno del rojo fiscal no se ha hecho mucho, y parece que tampoco puede hacerse. Es una variable importante para el establishment y los inversores. Los resultados en estos 8-9 meses son mixtos. Hubo logros, pero todavía falta y mucho para convertirla en una economía más racional. Los extranjeros dicen 'nos piden que traigamos la plata nosotros' pero se preguntan por qué no lo traen los argentinos. Hay que ver qué pasa con el blanqueo: es una puerta que el Gobierno abrió para ver si hay confianza. Hay que verlo como algo paralelo y los medios están diciendo que está de capa caída.

¿Afuera están mirando cómo andará el blanqueo?

Sí, es un indicador importante, aunque no el único. Quieren ver cómo los argentinos resuelven entre ellos sus propios problemas de confianza. En cualquier caso, el regreso de la confianza es un proceso de mediano plazo y no sé cómo viene la inversión.

Sigue muy lejos de los guarismos necesarios, pero está subiendo?

Eso es promisorio. Es muy importante una baja en la inflación porque impide los negocios y la planificación. Es clave y el Gobierno puso su foco ahí. Hay que ver si lo logra sin bajar el déficit.

Todo indica que la inflación está bajando, y será un logro no sólo económico sino también político?

Es clave. Además, la inflación le da mucho argumento al conflicto social y sindical. Si no disminuye, estás siempre a la puerta de un conflicto pues hay que negociar salarios cada 5-6 meses. Es una fuente de tensión importante y genera anomia porque dificulta contratos, indexa la economía y termina impactando en el consumo. Y aún falta mucho porque la inflación de 2016 será de 35%, y hay que ver cómo se resuelve el tema de la tarifas.

¿Quiénes imagina que serán más consultados por los CEO: los consultores económicos o los analistas políticos?

En la Argentina de Macri rige una especie de pluralismo político y hay un abanico grande y abierto de opiniones. Me imagino a un inversor mirando a Miguel Angel Broda diciendo que el Gobierno no va a bajar el déficit en el corto plazo. Este Gobierno, y eso es algo interesante, está en un camino intermedio y se han enojado las ortodoxias. Si uno lee la ortodoxia kirchnerista en Página 12 observa que están ofendidos y enojados, y también ve que Broda o José Luis Espert dicen que el Gobierno está en el camino incorrecto. Los inversores que quieran acompañar este camino intermedio serán los que traigan el dinero. Los que se pongan en una posición rígida y ortodoxa con respecto a las variables van a esperar. Creo que los inversores también deberán hacer un análisis sobre las chances que el país tiene para modernizarse y en cómo sus ven el capitalismo. Hace poco escribí que el drama irresuelto del país es que no sabemos qué capitalismo queremos. Ahí tiene que estar debatiendo el Gobierno, los empresarios y los sindicatos. Si Argentina tiene un Gobierno que intenta no ser populista y manejar la economía con mayor racionalidad, y con eso me refiero a lo que el Occidente capitalista considera que es lógico, habría que ver si eventuales gobiernos de otros partidos seguirán en esa línea. Ahí entramos en un tema clave: la probabilidad de modernización del peronismo. ¿Macri tendrá 4 años o serán 8? Si son 4, ¿cómo será el Gobierno que lo suceda y va a continuar esta línea económica? Ese es un problema: Argentina es un país volátil económicamente porque también lo es políticamente. Eso impide que el inversor traiga su dinero con seguridad.

Por eso muchos dicen que esperarán hasta 2017 para ver si el periodo de Macri es de 4 o 8 años pues el que gane las legislativas seguramente gane las presidenciales siguientes?

Exactamente eso escribí el fin de semana: David le ganó a Goliat en 2015. ¿Puede ganarle de vuelta? La recuperación del kirchnerismo entre 2009 y 2011 fue atípica. ¿Puede un Gobierno como el de Macri, que es no peronista ni tiene mayorías, perder una elección de medio término y no quedar muy débil? Necesita ganar. Otra más. ¿Se puede ganar aplicando medidas ortodoxas en un país tan acostumbrado al populismo? Creo que no, y eso explica el camino intermedio del Gobierno.

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