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Efecto brecha cambiaria: boom de importaciones desde Brasil y superávit comercial bajo asedio

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02 diciembre de 2020

En noviembre, Argentina importó US$ 939 millones desde Brasil. Un buen número, que marcó una potente suba interanual de 34,7% interanual. Según Abeceb, no sólo fue el tercer mes consecutivo de crecimiento sino la expansión más elevada desde octubre de 2017. El último año relativamente bueno de Argentina, antes de que “pasaran cosas” a comienzos de 2018.

“Contrariamente a lo que podría pensarse, este desempeño no se explicó por un crecimiento de la economía argentina o un deterioro de la brasileña, sino por la evolución del mercado cambiario paralelo de nuestro país. Aunque la brecha retrocedió levemente durante el mes pasado, permaneció en niveles muy altos, alentando las expectativas de devaluación vis-a-vis la compra de bienes importados como una manera indirecta de acceder a dólares oficiales”, explicaron desde Ecolatina.

“En respuesta, se pospusieron algunas ventas externas, a la par que se adelantaron algunas compras y stockeo, en pos de aprovechar los efectos de una devaluación”, dijo Ecolatina y recordó que la mayoría de las actividades industriales continúan operando por debajo del nivel de 2019.

El mes pasado, las exportaciones a Brasil se derrumbaron casi 23% hasta US$ 664 millones y, así, el déficit con Brasil saltó hasta US$ 275 millones: fue el más abultado desde junio de 2018. “Al comparar con el resto de las importaciones de la primera economía del Mercosur, sobresale que éstas cayeron solo 1,3% en noviembre, reflejando que el desplome a dos dígitos fue más la excepción argentina que la regla general”, agregó Ecolatina. Algo pasó.

Maldita brecha

El “supercepo” obturó la corrida contra el peso en el canal del atesoramiento minorista (se limitó el ingreso y se aplicó la percepción de AFIP), pero la aceleró, vía brecha, en el canal del comercio exterior. Todos buscan los codiciados dólares de $80 y el gran problema es que no quedan muchos.

El impacto de la brecha en el comercio exterior se empezó a percibir en septiembre, siguió en octubre y, según los datos difundidos ayer, parece haber seguido el mes pasado. En agosto, el saldo comercial de Argentina superó US$ 1.400 millones, pero en septiembre bajó a US$ 582 millones y en octubre fue US$ 612 millones. El de noviembre, con el anticipo de ayer de Brasil, no estará muy lejos. Una señal de alarma para el BCRA: es el único canal a través del cual ingresan dólares a Argentina y se está secando.

Desde que irrumpió la brecha cambiaria tras el “supercepo” de mediados de septiembre, la demanda de importaciones se tonificó: hasta agosto, caían 24% en el acumulado de 2020. En septiembre, avanzaron 3,2% y en octubre, cayeron 2,8%. Con las exportaciones pasó lo contrario: caían 12% hasta agosto, pero en septiembre y octubre cayeron 18% y 21,6%, respectivamente. Es un fenómeno clásicos de las épocas de brecha elevada.

Las proyecciones

Con esta nueva realidad, tanto Ecolatina como Abeceb sacaron el lápiz rojo.

“Noviembre profundizó la dinámica de septiembre y octubre, encendiendo señales de alarma. En este sentido, resalta que entre enero y agosto el resultado comercial bilateral acumuló un déficit de US$ 275 millones (contra un superávit de US$ 160 millones en igual período del año pasado), que saltó a un rojo de US$ 400 millones en los últimos tres meses (versus un saldo positivo de US$ 400 millones entre septiembre y noviembre del 2019). Se verifica entonces cómo la disparada de la brecha complicó el resultado con nuestro principal socio comercial, reforzando los problemas iniciales de oferta de divisas en el mercado oficial”, señaló Ecolatina.

A su vez, proyectó: “Con estos números, proyectamos un déficit cercano a US$ 800 millones en el acumulado anual. Aun cuando este resultado revierta el superávit de US$ 750 millones alcanzado en 2019, las principales preocupaciones estarán puestas hacia adelante. De cara al 2021, el deterioro acelerado del resultado comercial podría sumar problemas cambiarios en el verano que está llegando. Los adelantamientos y las posposiciones no pueden durar indefinidamente, pero sí pueden alcanzar para torcer la mano del BCRA en el corto plazo. En consecuencia, si estos movimientos puntuales no ceden, las tensiones cambiarias tampoco lo harán y con este nivel de reservas netas no hay mucho más tiempo para aguantar”.

Con el nuevo escenario y bajo la metodología del Indec (que no es idéntica a la de su par de Brasil), Abeceb recalculó sus números. “Por un lado, las exportaciones caerían 25% a US$ 7.788 millones, lo que representaría una disminución similar a la de 2002 (-23,6%) y un retroceso a niveles de del año 2006 (US$ 8.052 millones). Por otro lado, si bien esperamos que las importaciones aumenten 15,7% en el último trimestre del año, estas disminuirían un 15,5% en todo el 2020 a US$ 8.584 millones. Con estos números, la Argentina finalizaría 2020 con un déficit comercial bilateral en torno a los US$ 800 millones, cuando en 2019 había conseguido un superávit de US$ 230 millones. Por su parte, el flujo comercial bilateral marcaría un retroceso del 20% a US$ 16.372 millones. El ritmo de caída sería muy similar al del 2014 (-20,5%), mientras que, en niveles, el resultado representaría un intercambio comercial similar al del 2005 (US$ 16.537 millones)”, detallaron.

“Hacia 2021, estimamos una profundización del déficit comercial a US$ 2.000 millones aproximadamente, producto de un mayor dinamismo en las importaciones (+34,6%) que en las exportaciones (+22%). Por el lado de las ventas externas, vemos un mayor crecimiento en las exportaciones del sector automotriz y de las manufacturas de origen industrial sin autos (ambas en torno al 30%) y, en menor medida, en los cereales (+9%). Por el lado de las compras, vehículos y autopartes serían los rubros más dinámicos con una expansión del 60%. De esta forma, si bien el intercambio comercial marcaría un fuerte incremento del 28,6%, en niveles se ubicaría apenas 2,5% por encima de 2019 y 22,9% por debajo con respecto a 2017”, concluyeron.

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