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¿Resistirá este año?

15 febrero de 2012

La tasa de inflación esperada para 2012 es similar o algo menor que la de 2011. El Estudio Bein hizo un cálculo: con un dólar moviéndose en forma acotada, salarios subiendo al 22% y tarifas de servicios públicos impactando al menos 2 puntos porcentuales en la tasa de inflación, ésta podría ubicarse en torno a 20/21%, algo por debajo de la de 2011 (22%). ¿Qué es lo que pasará con los ingresos de las personas? Dos cosas. O suben a una tasa como pretende el Gobierno (18%) o aumentan inercialmente según la inflación de 2011. Todo indica que se dará esto último.

El Gobierno Nacional se apartó de la negociación salarial docente dejando la misma por primeravez en seis años en manos de las provincias y la puja con los sindicatos empieza a dividir aguas entre sectores más y menos intensivos en la utilización del factor trabajo. Para las ramas de petróleo, petroquímica, fertilizantes, aceites industriales y siderurgia, probablemente los acuerdos puedan ubicarse más cerca del 25% mientras que en aquellas más intensivas en mano de obra: indumentaria, neumáticos, calzado y sectores de servicios, el aumento sería algunos puntos por debajo.

El empleo público

Si la tasa de inflación es la que el Estudio Bein proyecta, entonces hay buenas chances de que en 2012 los salarios del sector privado aumente por encima de la inflación (3% de aumento del salario real), o como la inflación. En lo que respecta a los ingresos del sector público, por ejemplo, el gasto en planes sociales probablemente aumente de manera similar a la inflación. Para el caso de las jubilaciones es posible prever un incremento debido a la pauta de la movilidad jubilatoria. Otro dato a tener en cuenta es el de los salarios de los empleados públicos: también aumentarían igual que la inflación. Esto último no es poco significativo.

Según un informe reciente del Instituto Argentina para el Desarrollo Social el empleo público crece cinco veces más que la población total. Entre los años 1997 y 2011 la cantidad de empleados en el sector público nacional pasó de 720 mil a 1,5 millones, es decir una tasa de crecimiento promedio de 5% por año. En el mismo período la población total del país creció a razón del 1% anual. “Comparado con el sector privado, el Estado argentino se caracteriza por salarios y demás condiciones laborales mucho más atractivas junto con criterios de selección y promoción mucho más discrecionales”. Según datos del INDEC, el salario promedio registrado en el sector privado en el tercer trimestre del año pasado fue de $5.194. En el sector público, en cambio, la remuneración media fue de $5.846, es decir 12% más alto.

Particularmente notable es que en el sector público nacional el salario promedio llega a los $8.609, es decir 66% más alto que la media en el sector privado. Con salarios y demás condiciones laborales mucho más atractivas que las que disfrutan el resto de los trabajadores, la presión para ingresar al Estado es muy intensa. Según el IERAL de la Fundación Mediterránea, las fuentes de ingresos regulares de las familias mostrarán un incremento nominal de entre 23% y 25%, lo que implicaría una suba en términos reales de entre 3% y 5% en 2012, cuando tal variación había resultado del 6,6% en 2011.

Margen de maniobra

El economista José Luis Espert cree que los ajustes de tarifa impactarán en el consumo recién en la segunda mitad del año porque entonces ya se habrá diluido el efecto de la entrada de dólares de la cosecha en el primer trimestre. Para el Estudio Bein el panorama podría ser todavía más benévolo porque el Gobierno cuenta con margen de maniobra suficiente para implementar una política de 'sintonía fina'. “No representa un ajuste tradicional en el sentido que vaya a contraer el consumo, ya que el truco que se está buscando es achicar el proceso de indexación al que está sometida la economía”, dice el último informe de la consultora. Para los economistas del estudio, que los salarios aumenten menos que la inflación pasada no es sinónimo de que caiga la capacidad de compra.

El Gobierno busca un incremento de los ingresos en línea o algo por encima de la inflación futura y fundamentalmente que aumenten menos en dólares de manera de reducir la presión sobre las importaciones. Además, aprovecharía el aumento en la liquidez de los bancos como consecuencia de la cuasi prohibición a ellos de distribuir dividendos. Por último, el Gobierno no resigna otra fuente de recursos: la inflación. El impuesto inflacionario en 2011 fue $50.000 millones yeste año el Tesoro seguiría contando con él porque se pretende bajar entre dos y tres puntos porcentuales la tasa de inflación mientras la tasa devaluación sigue siendo más baja.

(De la edición impresa)

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