El ministro de Producción, Francisco Cabrera, realizó ayer su balance al frente de la cartera. “Con el mandato de pobreza cero que nos encomendó el Presidente trabajamos para sentar las bases para avanzar en solucionar el problema estructural de empleo de la Argentina, iniciar la transformación de la matriz productiva hacia el futuro, para volver a crecer y convertirnos en una economía sana, con salarios altos e integrada inteligentemente al mundo”, dice el documento.
“Este año acompañamos a todos los sectores y regiones del país en la transición, mientras evitamos una crisis profunda y volver a caer en los ciclos que tanto daño nos hicieron”, agrega y reseña las cincuenta medidas tomadas desde el 10 de diciembre pasado. La más importante, lógicamente, es el Plan Productivo Nacional para ser “una economía robusta, pujante y sana, que significa crear más y mejores empleos”.
“Ordenamos desde los cimientos las posibilidades de crecer de las más de 600.000 pequeñas industrias, comercios y proyectos de emprendedores que conforman las PyMEs del país y que dan más del 70% del empleo de las familias argentinas. Salimos al mundo a restablecer relaciones. Empezamos el camino muy largo de las negociaciones y la confianza, pero no hay Pobreza Cero sin conexión inteligente con el mundo”, agrega Cabrera.
Las medidas fueron bienvenidas y saludadas por el sector productivo y, sin duda, la situación hubiera sido peor sin ellas. Sin embargo, no han logrado (hasta ahora) revertir el curso recesivo de la economía, que en muchos sectores asciende a niveles críticos por la suba de costos, el elevado financiamiento, el bajo consumo y, en algunos casos, la competencia importada. Eso se ve, por ejemplo, en la tasa de inversión, que cayó y es muy baja. Como dice el economista Rodrigo Alvarez, socio y director de Analytica, “2016 fue un año muy financiero, 2017 tiene que ser productivo. Ahora es necesario un plan de incentivo fiscal para la inversión productiva”. Si bien las perspectivas para 2017 son más favorables, faltarán más medidas y estímulos para integrar, también inteligentemente, la economía hacia adentro.
