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Bopomo, deuda y FMI: Lacunza, ante una semana decisiva

Alejandro Radonjic 19 septiembre de 2019

Por Alejandro Radonjic

No son días fáciles para nadie en Argentina y menos para el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza. Faltan poco menos de 90 días para la asunción del nuevo Gobierno. Parece poco, pero es una travesía compleja: hay pocos recursos y demasiados frentes abiertos. Más allá de la cierta estabilización reciente, cepo mediante, en el horizonte más próximo, y descontando alguna sorpresa no grata mañana y el viernes, la semana entrante aparece como desafiante y decisiva.

El lunes, se paga el Bopomo. Un bono atado a la tasa de política monetaria, que ayer cerró en 83,205%. Las dudas son tan grandes en el mercado que algunos calculan si el Gobierno tiene los pesos necesarios y, otros, qué harán los que pasen por Caja de Valores a cobrar. Sobre todo, el gigante PIMCO, que tiene la mitad de esos papeles. La otra mitad está en manos de otros fondos del exterior. ¿Cuánto hay que poner? Hoy son cerca de $24.000 millones.

En el mercado anticipan que PIMCO y los demás buscarán irse, vía contado con liqui (CCL), hacia afuera (en dólares, obvio) y anticipan una nueva suba en la brecha cambiaria. El dato positivo es que no impactaría en las reservas porque es una operación entre privados. “Los que probablemente traten de salir son los fondos chicos que pueden dolarizar sus cupones sin hacer explotar el CCLy eso es lo que vamos a ver en los próximos días. PIMCO y los grandes están jodidos porque no pueden salir sin hacer volar el CCL. Eso es pegarse un tiro en el pie”, dijo un Portfolio Manager ante El Economista. Ayer, el CCL terminó en $69,07, pero llegó a estar arriba de $73 a fines de la semana pasada.

Luego del examen del lunes, hacia el final de la semana, Lacunza viajará a Washington para reunirse con el FMI con un tema de agenda, casi excluyente, sobre la mesa: el demorado desembolso de US$ 5.400 millones. Tras las elecciones, pasaron cosas y el FMI está menos cooperativo que antes. Además, ya no está Christine Lagarde , quien se fue hacia Frankfurt antes de que nos enamoremos de ella. En el mercado empiezan a pensar que la transferencia llegará recién después de las elecciones de finales de octubre. Por las dudas, cerca de Lacunza abren el paraguas. “No la necesitamos urgentemente”, dicen. Sin embargo, en el mercado algunos hacen cuentas más negativas y señalan que el Tesoro está virtualmente ilíquido, incluso en pesos. Los más pesimistas, incluso, creen que en algún momento del segundo semestre puede volver a enchufarse la maquinita y descuentan que el BCRA llegará extenuado y pocas reservas netas.

El reperfilamiento cierra el triángulo de Lacunza. Todavía no hay novedades y, según pudo saber El Economista, el ministro recibió varias propuestas de bancos y fondos sobre qué hacer con la deuda hacia adelante. Sin embargo, ninguna lo convenció por un motivo simple: todas incluyen quitas en capital y/o intereses. “Saben que Argentina no puede pagar y quieren recuperar algo”, razonan en el mercado. Es decir, default y el exministro de María Eugenia Vidal no quiere eso. La idea de Lacunza, como comentó en la famosa conferencia, es que sea un “reperfilamiento” sin quitas. “Razonable, previsible, voluntario y market-friendly”, describen cerca de Lacunza y dicen que “están trabajando con la oposición para llegar a consensos porque somos minoría en el Congreso”. En declaraciones radiales el martes, Alberto Fernández pidió lo contrario. “Primero que negocien y después que lleven la propuesta al Congreso. Eso es lo que hicimos con Lavagna en su momento”, dijo.

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