Hace algunas semanas, a menos de diez días de la asunción de Javier Milei, decíamos que el mercado automotor estaba parado, expectante y con cierto optimismo ante un nuevo Gobierno que prometía nuevas soluciones a viejos problemas. Bueno, el tiempo (que es poco) transcurrió pero esas respuestas demoran en llegar y se traducen en caída de ventas y aumento de la ansiedad.
Durante todos estos días se hizo costumbre chequear el Boletín Oficial buscando en vano alguna referencia, una modificación y/o eliminación del régimen de Impuestos Internos, que es apenas uno de los temas críticos del sector; esa distorsión le da de lleno a las listas de precios de todo tipo de vehículos, sin distinción, que por el efecto de la devaluación han quedado presos de un incremental ridículamente alto de la carga impositiva, que de por sí ya afecta a sus valores.
Se mencionó que el Poder Ejecutivo quitaría la primera escala para liberar al menos los modelos más "populares" (muy entre comillas), y por el momento no hay noticias.
Esto provoca un efecto peligroso en un mes que históricamente es el clave ya que enero es considerado como "doble" (por la cantidad de patentamientos) y que es visto como un "termómetro" de lo que sucederá el resto del año.
"Muchos clientes preguntan los precios, consultan si hay descuentos, miran y se cruzan enfrente, al local de la competencia a ver qué oportunidad encuentran", nos revela un concesionario de Zona Norte del GBA. Con el dólar blue más o menos quieto, la especulación de quien busca un 0 km pasa ahora por ver si al salto importante que tuvieron las listas de precios le siguen algunas rebajas. Y sí, ya comenzaron.
"Hay concesionarios que compraron unidades hace un tiempo, a buen precio, y ante el parate ahora decidieron salir a comunicar ofertas con entrega inmediata para mover un poco las ventas y poder afrontar gastos corrientes de sueldos y alquileres", nos aclara el referente del sector.
Es cierto que apenas van seis jornadas hábiles de este año pero día que pasa, no se recupera, y muchos jugadores no tienen la suficiente espalda como para afrontar una recesión que se mantenga durante semanas, con un horizonte que muestra incrementos en servicios y otros rubros.
Lo que era optimismo puede transformarse en un pesimismo mayúsculo que lleva a algunos directivos a hablar de un mercado de patentamientos de 350.000 o menos, cuando tras el balotaje imaginaban "un 2024 muy similar al de 2023", y -reformas mediante- se ilusionaban con estabilizarse (dentro de unos años) en 700 o 750.000 patentamientos anuales.
