The Killer es una remake del clásico policial hongkonés de 1989 dirigido por John Woo. Es Woo mismo quien se pone a mando de su propia nueva versión. Hecha para plataformas, Woo no es el primero en hacer remakes de sus obras. Y seguramente no el último.
Estos días la plataforma Max subió The Killer, dirigida por John Woo, el maestro de acción que revitalizó su carrera en los ochenta en Hong Kong. Nacido en China el 22 de septiembre de 1946 pero de carrera laboral en la industria cinematográfica de la isla, Woo pasó por todos los géneros de moda en los setenta en su país, como las películas de artes marciales de época - Last Hurrah for Chivalry (豪俠) en 1979 - o comedias como Laughing Times (滑稽時代) de 1980 sobre un Charles Chaplin chino.
Pero fue en 1986 cuando Woo dirigió A Better Tomorrow (英雄本色), una película de acción con ritmo frenético y una violencia que sería comparada con el ballet por la precisión de los movimientos y la cámara lenta, que el director se consolidó como uno de los referentes del cine de Hong Kong al comienzo y mundial después. Woo fue la punta de lanza de varios directores asiáticos que cambiaron el cine de su país y pasaron a Hollywood, como Tsui Hark, Ronny Yu y Ringo Lam. Fanático del cine musical de la Era de Oro de Hollywood y de El Samurai de Jean-Pierre Melville, clásico del policíal francés con Alain Delon, Woo filmó en 1989 su magnum opus: The Killer, con su actor fetiche Chow Yun-Fat.
En The Killer (喋血雙雄, trad. Un Par de Héroes Derrama Sangre), nunca estrenada acá pero sí disponible en VHS en esa época, Chow es un asesino a sueldo llamado Jeff (igual que Delon en El Samurai, solo que con dos efes) que en uno de sus trabajos deja ciega por accidente a una cantante (Sally Yeh). Un policía, Danny Lee, está encargado del caso y lo persigue mientras Jeff, con remordimiento por el hecho, trata de ayudar a la mujer. El tema del asesino y policía siendo diferentes caras de la misma moneda, el espejo del otro, el melodramatismo, la religión y la culpa (Jeff va a una iglesia católica asiduamente y el tiroteo final es ahí) y las palomas blancas volando en cámara lenta como símbolo de pureza son elementos característicos de Woo que siguió presentando en sus otros films aún cuando pasó a Hollywood en películas como Contracara de 1997 o Misión: Imposible II con Tom Cruise de 2002.
En Hollywood Woo nunca llegó al nivel de calidad de sus películas anteriores a las que se suma Hard Boiled (辣手神探) también con Chow, esta vez como un policía tras el rastro de unos traficantes de armas. Lo secunda Tony Leung, como un miembro de esos traficantes, que después se ve que es un policía encubierto. Hard Boiled cierra la serie de films filmados en Hong Kong con un tiroteo monumental en un hospital de más de media hora.
Las aventuras de Woo en Hollywood se terminaron con Windtalkers de 2002 sobre la presencia de navajo que usaban su idioma como códigos para que no les detecten durante la Segunda Guerra Mundial, y Paycheck en 2003 con Ben Affleck, quizás la más floja de su viaje a occidente que comenzara en 1993. Fue Jean-Claude Van Damme ese año, quien le dio la oportunidad a Woo (y después a Lam y a Hark) de mudarse a Hollywood con Hard Target, una reinvención de The Most Dangerous Game de 1932 pero ambientada en Nueva Orleans.
Si bien su faceta en Hollywood es destacable con muy buenas películas, su estilo melodramático mezclado con tiroteos muy sangrientos se vio disminuido por los estudios. Después de 2003 Woo volvió a oriente y se dedicó a hacer muchas películas épicas de historia financiadas ya por China como Red Cliff I y Il (赤壁 2008/9), de 288 minutos de duración, basada en La Batalla de los Acantilados Rojos de 200 EC.
Cuando un director hace su propia remake
El concepto de remake, hacer la misma película otra vez, es algo que nació en los 20 y 30 cuando a partir de la creación del sonido en las películas, la industria comenzó a ver para atrás cuáles obras se podrían adaptar al nuevo formato.
En 1935 Tod Browning se reunió con Bela Lugosi, ambos de Dracula, para Mark of the Vampire, la remake sonora de la película muda perdida London After Midnight de 1927. Cecil B. DeMille se tomó más de tres décadas cuando rehizo sus Diez Mandamientos de 1923 a 1956 con Charlton Heston. De hecho hay escenas que son un calco toma por toma de su anterior película. En Francia, Abel Gance dirigió la muda J'accuse en 1919 y la sonora J'accuse! en 1938.
Con el advenimiento del color, algo similar sucedió y varios directores que habían filmado sus películas en blanco y negro, probaron de nuevo con el color. Tal es el caso de El Hombre que Sabía Demasiado de Alfred Hitchcock de 1934 y 1956. Otras remakes coloridas fueron el musical de Howard Hawks A Song Is Born (1948) de Ball of Fire (1941); y Pocketful of Miracles (1961) de Frank Capra, una remake de su Lady for a Day (1933). El caso de Hawks es especial porque hizo varias versiones del mismo western: Rio Bravo (1959), El Dorado (1966) y su última película, Rio Lobo (1970), todas con John Wayne y con idéntica historia. El maestro japonés Yasuhirō Ozu también hizo remakes de sus propias películas: I was Born, But... (大人の見る繪本 生れてはみたけれど) de 1932 a Good Morning (お早よう) de 1959 y los dos clásicos A Story of Floating Weeds de 1934 (浮草物語) en blanco y negro y muda a la color y con sonido Floating Weeds (浮草) de 1959.
También hay casos de directores internacionales que cuando van a Hollywood deciden no arriesgar mucho y rehacer sus éxitos locales. El noruego Hans Petter Moland filmó In Order of Disappearance en 2014 con Stellan Skarsgård y en 2019 Cold Pursuit con Liam Neeson. Otros ejemplos son Michael Haneke con Funny Games (1997 y 2007), Takashi Shimizu con The Grudge (2002 y 2004) y George Sluizer The Vanishing (1988 y 1993).
Uno de los ejemplos más interesantes es Michael Mann que en 1989 dirigió L.A Takedown un telefilm sobre un policía persiguiendo un ladrón. Mann venía de haber sido el creador de la serie Miami Vice y esta película toma la estética de neón y la música de sintetizador tan cara a la década del ochenta. Pero L.A Takedown era ambiciosa aunque el formato no lo permitía. En 1995 Mann decide ampliarla y termina escribiendo y dirigiendo esa obra maestra que es Heat con Al Pacino y Robert De Niro.
The Killer versión 2024 está escrita por Brian Helgeland, Josh Campbell y Matt Stuecken y dirigida por Woo, es la remake de su clásico de 1989. La acción se traslada de Hong Kong a Paris y el personaje principal no es varón sino una mujer, Zee, interpertada por la inglesa Nathalie Emmanuel. El astro francés Omar Sy, de Lupin de Netflix, es el policía y Diana Silvers es la cantante que queda ciega.
Si bien el cambio de locación, de género del protagonista y la forma de filmar de hace 35 es diferente, The Killer es una remake con todos los elementos de la original y con el pulso de dirección de John Woo que vuelve dirigir coreografías de tiroteos sólo como él puede hacerlo. Hay menos melodramatismo y por suerte, no hay romance entre los protagonistas sino que mantienen esa amistad extraña originada en la rivalidad del comienzo.
Woo hace unos años había vuelto al policial con Silent Night, una película completamente muda. Pero es The Killer, que vuelve a recordar por qué el director es uno de los mejores de la historia en el género de acción, aún haciendo una remake de una obra suya.
