Hay deal. Elon Musk juntó US$ 44.000 millones y es el dueño Twitter. O, en su lenguaje, "el pajarito fue liberado".
Como dijo el FT, fue el fin a una de las sagas de compra de acciones más dramáticas y de más alto perfil de los últimos tiempos.
Lo que viene, casi seguro, será tan o más entretenido.
Un grupo de bancos liderado por Morgan Stanley, Bank of America y Barclays pusieron US$ 13.000 millones para el acuerdo en abril. La volatilidad de los mercados condujo a que tuvieran que poner dinero propio, en vez de emitir deuda. Es decir, poner Twitter en sus balances.
Por otro lado, Musk puso otros US$ 33.000 millones: una parte, cerca de US$ 7.000 millones, vino de inversores como Larry Ellison, o la plataforma de criptomonedas Binance y los grupos de gestión de activos Fidelity, Brookfield y Sequoia Capital.
Cuando el empresario multimillonario asumió el control, despidió a tres ejecutivos claves:
- El CEO de Twitter, Parag Agrawal (reemplazó a Jack Dorsey)
- El CFO, Ned Segal, abandonaron la empresa
- Sin embargo, el despido más resonante fue el de Vijaya Gadde, jefe de Asuntos Legales, Políticas y Seguridad de Twitter. Gadde es más conocida como "la ejecutiva que censuró a Donald Trump" porque fue decisiva en bajarle el pulgar al expresidente luego del asalto al Capitolio.
Quizás por eso, Musk tuiteó: "El pajarito fue liberado".
Horas antes, Musk trató de asegurar a los anunciantes, que representan la mayoría de los ingresos anuales de la plataforma, que Twitter no se convertiría en "un infierno para todos" y que "aspiraba a ser el más plataforma de publicidad respetada en el mundo".
También dijo que no compró Twitter para ganar más dinero sino "para tratar de ayudar a la humanidad, a la que amo".
El alcance de los despidos es desconocido. El mal momento de las Big Tech tampoco ayuda y la gran mayoría de los empleados de Twitter no está tranquila.