Luego de varias conversaciones formales e informales con el gobierno chino, el presidente Javier Milei resolvió junto a su canciller Diana Mondino que Marcelo Suárez Salvia sea el embajador argentino en China.
La designación se produce luego de la disconformidad del país asiático por la demora de Buenos Aires en mandar al reemplazante de Sabino Vaca Narvaja al frente de la representación argentina en Beijing. Bejing ya hizo saber que aceptará el plácet del nuevo embajador.
Suárez Salvia era uno de los nombres que más sonaba para ocupar la embajada en el gigante asiático, segundo socio comercial de Argentina con el que mantiene un elevado déficit en el intercambio comercial que necesitaría, al menos, reducir. Se trata de un diplomático de carrera, que actualmente es embajador en Trinidad & Tobago. También se desempeñó como representante diplomático de Argentina ante Canadá; y ocupó diferentes cargos en la ONU.
Las relaciones bilaterales se dan en un contexto de tensión con China. Durante la campaña, Milei y Mondino aseguraron que respetarán los acuerdos comerciales entre privados y que tomarían distancia del régimen al que consideran comunista. Sin embargo, las amenazas de suspensión del swap chino que habían anunciado Alberto Fernández y Sergio Massa despertaron alertas en el ministerio de Economía.
"Romper relaciones con Beijing sería un grave error", advirtió Mao Ning, vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores chino tras la asunción del libertario.
Con el nombramiento de Suárez Salvia, Milei busca reencauzar la relación con China, colocando la relación a cargo de un diplomático de carrera y no un político, como había sucedido durante la gestión anterior, cuando Vaca Narvaja estuvo al frente de la sede diplomática.
El gobierno de La Libertad Avanza anunció, además, que no se vincularía con dictaduras. Ya comunicó que no designará embajador en Nicaragua y duda aun si hará lo mismo en Venezuela y Cuba. Criterio que evidentemente no aplicó en el caso de China.
