El acuerdo con el FMI marcó el fin del Frente de Todos como se lo conoció hasta ahora. Será un animal político nuevo. Suele repetir hasta el hartazgo que en las coaliciones, como su nombre lo indica, coexisten visiones diferentes.
Pero en este caso sería llevar ese razonamiento a un extremo porque no se trata de matices o de temas secundarios sino del rechazo de los legisladores del kirchnerismo duro al proyecto más importante que envió el Presidente al Congreso y que consideraba esencial para su gobierno.
La promesa de Fernández de que “nunca más me voy a pelear con Cristina” no se cumplió: hoy están peleados. Habrá gestiones de buena voluntad por parte de muchos cristinistas que no comparten la posición de Cristina y de Máximo en el tema del FMI. Y puede haber declaraciones conciliadoras como las del propio Presidente hoy en Tucumán, pero la confianza está rota.
Y lo que es peor: hoy tienen objetivos distintos. Fernández intentará que la economía mejore en los próximos meses y le atribuirá los avances que logre al haber firmado el acuerdo. Por el contrario, los que se opusieron necesitan para justificar su decisión que la economía se deteriore y atribuirlo al acuerdo con el FMI.
En un momento clave, la accionista principal de la coalición que ganó en 2019 decidió no acompañar la estrategia del Gobierno. Ya antes había manifestado sus diferencias en discursos y cartas, pero ahora la ruptura se planteó en un terreno concreto.
Una a favor del Presidente es que tanto en Diputados como en el Senado hubo en el FdT muchos más votos a favor de su posición que la de La Cámpora y del kirchnerismo duro, incluso entre muchos que se sienten muy identificados con Cristina.
Afirmar, como lo venía haciendo la oposición, de que la que manda es Cristina pierde ahora sustento. Otro aspecto positivo para el país es que una amplia mayoría en ambas cámaras, 202 diputados y 56 senadores, consideraron que Argentina debía mantenerse dentro del sistema financiero internacional más allá de las críticas que se le puedan formular.
En la Cámara de Diputados, fueron más los legisladores del FdT de la provincia de Buenos Aires que rechazaron el acuerdo o se abstuvieron que aquellos que lo aprobaron, ratificando que el peso del kirchnerismo está concentrado en el mayor distrito del país.
En el Senado, la mayoría de los senadores del FdT que apoyaron el acuerdo representan a provincias en las que los gobernadores tienen ese origen.
¿Cómo sigue gobernando Fernández?
Un primer paso sería hacer explícita la división del FdT y que los distintos sectores que lo integran tengan que negociar caso por caso las principales definiciones políticas. No a través de cartas o tuits sino sentados a una mesa.
Al mismo tiempo respetar las zonas de influencia, en la que cada sector conserve su predominio en aquellas provincias en las que ahora lo detenta. Es un acuerdo clave para 2023, un año en el que, en principio, el kirchnerismo duro apuntaría a disputar gobernaciones más que la Presidencia.
Otro camino que puede explorar el Presidente es el de buscar el apoyo de la oposición para la sanción de algunas leyes, sobre todo aquellas vinculadas a aspectos productivos.
Pero todas las elucubraciones políticas terminarán frente a los datos de la economía. Los que se oponen al acuerdo con el FMI, en lo que extrañamente coinciden desde Máximo hasta Ricardo López Murphy, desde los trotskistas hasta los libertarios, creen que el deterioro es inevitable.
Pero en el albertismo, y entre algunos empresarios, predomina la visión de que, al menos, la situación económica no se va a agravar y que el haber acordado con el FMI empezará a mostrar sus frutos.
