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Hidrógeno verde: los motores de combustión no deberían morir

Tras el anuncio de la instalación de una planta de producción de hidrógeno verde en el país, muchos se preguntan para qué y por qué es importante

El potencial del hidrógeno verde en Argentina
El potencial del hidrógeno verde en Argentina Archivo
Daniel Zambrano 08 noviembre de 2021

Con el anuncio de la instalación de una planta de producción de hidrógeno en Argentina, muchos se preguntan para qué y por qué es importante.

En primer lugar, debemos tener en claro que los procesos de obtención de hidrógeno son bien conocidos y poseen una tecnología madura. Sin embargo, producirlo implica impactos ambientales que no justifican su elaboración como combustible. Aquí es donde entra en juego el hidrógeno verde. Su obtención debe realizarse utilizando energías renovables para poder tener un impacto nulo sobre el ambiente.

Hace un tiempo, un consorcio europeo conformado por Andes Manning Energy, Siemens, Gamesa, Exxon Mobil, Man Energy Solutions y Porsche, planificaron la implementación de un proyecto llamado “Haru Oni”, que es un modelo de producción de e-fuel o combustible sintético climáticamente neutro, a partir de hidrógeno y CO2, que se está desarrollando en este momento en la parte más austral de Chile: Punta Arenas. Allí el recurso eólico es abundante y constante. 

Este modelo tiene como novedad capturar el CO2 atmosférico y mediante energía renovable obtener hidrógeno para sintetizar combustibles. Para ello necesitamos una fuente de electricidad verde eólica, solar o hidráulica, con la cual, tomando agua pura obtenida de un proceso de osmosis inversa, pueda ser tratada por medio de un electrolizador obteniendo hidrógeno de alta pureza. 

El proceso de electrolisis se realiza utilizando membrana de intercambio de protones (PEM), tecnología desarrollada por Siemens, y ya probada. Este no es el proceso habitual de obtención del hidrogeno ya que normalmente los electrolizadores son de acción directa. Sin embargo, el proceso de electrólisis mediante PEM permite una mayor eficiencia en la transformación. Cabe destacar que estos posesos permiten utilizar agua dulce o salada, por lo que, si pensamos en este recurso, tampoco sería una limitante.

La novedad en el procedimiento para la obtención de un combustible verde es la captura eficiente del dióxido de carbono de la atmósfera. Varias empresas emergentes han desarrollado estas tecnologías, aunque aún se trata de algo experimental. El proyecto prevé producir, por primera vez, algo con impacto nulo en las emisiones a nivel industrial.

Este proyecto que se puso en marcha recientemente está destinado a producir 550 millones de litros por año de combustible compatible con los motores actuales. Debido al proceso de obtención, se puede fabricar combustible no solo destinado a vehículos terrestres sino fundamentalmente para transporte aéreo y marítimo, transportes muy difíciles, por no decir imposibles, de electrificar.

El proyecto en Argentina debería seguir este camino: la obtención de hidrógeno en forma tal que tengamos una suma cero en cuanto a huella de carbono, y con su posterior tratamiento por algún método conocido, obtener combustibles sintéticos que se puedan utilizar directamente en nuestros actuales y futuros motores de combustión interna. 

Si bien el hidrógeno puede ser utilizado para obtener electricidad a través de una pila de combustible donde se combinará con oxígeno, dando como resultado una diferencia de potencial que puede ser utilizada como fuente para un motor eléctrico, deberíamos contar con una red de distribución y abastecimiento para este hidrógeno, siendo esto muy costoso y complejo, además de los problemas propios de la peligrosidad del elemento. 

Por ello, utilizar el hidrógeno para, combinándolo con CO2, obtener un e-metanol y luego e-fuels nos permitirá utilizar nuestra actual infraestructura de distribución de combustibles para llegar hasta el consumidor final. El usuario no vería diferencia alguna, pero estaríamos cerrando el ciclo y, a pesar de la emisión de CO2 de los motores de combustión interna, la suma total nos daría como resultado un impacto neutro sobre el ambiente. 

Podríamos utilizar nuestros sistemas de distribución actuales con el consiguiente ahorro de inversiones en una nueva infraestructura. Seguiríamos utilizando las mismas estaciones de servicio. Nuestros motores, entonces, no tendrían que morir.

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