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Galeazzi: “La economía del conocimiento es una locomotora sin frenos”

30 mayo de 2019

Entrevista a Luis Galeazzi Director Ejecutivo de Argencon Por Enrique Pizarro

La semana pasada, el Congreso de la Nación dio luz verde a la Ley de la Economía del Conocimiento, que a partir de enero de 2020 reemplazará a la Ley del Software. La nueva ley contempla beneficios impositivos, disminución del costo laboral, facilidades para crear empresas e incentivos para exportar, y se extiende a nueve áreas del sector, como servicios informáticos, actividades científicas, inteligencia artificial, industria aeroespacial, nanotecnología, biotecnología, geología, audiovisual y servicios profesionales de exportación.

El Economista dialogó con Luis Galeazzi, director ejecutivo de Argencon, una asociación que agrupa a empresas vinculadas con la economía del conocimiento y que fue una de las promotoras de la concepción de esta normativa, con la cual se espera pasar de los actuales US$ 6.000 millones en exportaciones del sector a US$ 15.000 millones en 2030 y sumar a los actuales 446.000 puestos de trabajo otros 400.000 empleos entre directos e indirectos.

Dar beneficios no siempre se traduce en crecimiento. ¿Por qué creen que efectivamente esto va a suceder?

Porque la dinámica de este sector es de crecimiento. Es una economía que por naturaleza es una especie de locomotora, que crece en forma constante y acelerada. En un momento, la empresa argentina con mayor valor en el mercado era la petrolera YPF, y hoy Mercado Libre vale cinco veces YPF. En todo el mundo están creando políticas favorables para esta actividad porque genera empleo, desarrolla la vinculación con el mundo científico, genera innovación y potencia mucho a las economías de cada país. Entonces, del nivel actual que tiene Argentina en exportaciones de conocimiento, que es muy importante, puede ser mucho más si se le suman incentivos.

¿Qué representa el sector del conocimiento para el país?

Hay una estimación de unas 3.500 empresas en el sector, desde las más grandes hasta pequeños emprendimientos, y según nuestro cálculo generan unos US$ 9.000 millones al año en salarios, que no sólo se dan en la ciudad de Buenos Aires sino en toda la geografía del país. Es un sector muy activo dentro de la industria nacional y una potencia exportadora. Es el tercer exportador del país, después del agro y de los automóviles. La economía del conocimiento está creciendo en todo el mundo, y en Argentina tenemos un núcleo muy potente.

¿Qué posición ocupa Argentina en la región en esta materia?

A nivel de exportaciones, Argentina tiene el mejor saldo exportable. Es decir, la diferencia entre exportaciones e importaciones es más grande. En ese sentido, Argentina tiene una posición de liderazgo en la región. Brasil, por ejemplo, es un país cinco veces más grande en población, por lo cual genera un mayor volumen de actividad, pero es para su mercado interno, no para el externo. Así que Argentina tiene una potencia exportadora mucho mayor que Brasil. Hay otros países chicos, como Uruguay y Costa Rica, que también exportan mucho y que tienen una industria preparada para venderle al mundo. Argentina tiene ese perfil, pero con una población entre ocho y diez veces mayor a la de esos dos países, con lo cual nuestra potencia exportadora es mucho mayor.

Hace poco, un estudio destacó a los argentinos como los mejores del mundo en talento tecnológico. ¿A qué se debe esto?

Argentina tiene tres cosas muy importantes. Primero, tiene una tradición científica muy potente. De hecho, tiene tres premios Nobel en ciencia, cosa que ningún país de la región tiene en este área. Por otro lado, tiene otra virtud que es el fuerte desarrollo de emprendimientos y de startups. El tercer elemento es que el perfil profesional argentino es muy apto para la resolución de problemas, para trabajar en ambientes cambiantes, donde siempre hay alguna sorpresa. Entonces, tener una gran facilidad de adaptación a los cambios permite reaccionar rápidamente ante las oportunidades y tomar ventaja. Esta es una característica de Argentina muy reconocida por las empresas multinacionales.

Vemos que la gran mayoría de “unicornios” de la región son argentinos. ¿Prevé que surgirán más?

Seguramente. Hay una empresa, llamada Bioceres, que está acercándose al nivel de “unicornio”. Y esos unicornios existen porque exportan, porque el tamaño de esas empresas no se hace tanto por la venta en el mercado local, sino por su proyección internacional. De hecho, por ejemplo, la mayor plaza de Mercado Libre no es Argentina, sino Brasil. Es muy potente la captura de valor. Cuando una empresa del conocimiento proyectada en el mercado global domina un segmento, su valoración explota.

¿Qué expectativas tiene para la actividad?

La economía argentina, evidentemente, es un mar de turbulencias. Pero nuestro sector está bastante al margen de esas fluctuaciones porque buena parte de su lógica está en el mercado externo. En ese sentido, la economía del conocimiento genera una especie de oasis donde el horizonte está muy orientado hacia el mercado global, y éste crece mucho, no tiene techo. Igualmente, se busca que esa capacidad no sólo crezca hacia afuera del país, sino también transversalmente hacia otros sectores de la economía.

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