El rol de los líderes es fundamental en la gestión de equipos. La razón es sencilla: no solo marcan el camino hacia las metas planteadas, sino que también guían y motivan a las personas con cualidades para gestionar situaciones de manera eficiente.
Es por esto que existe una marcada relación entre el desarrollo personal y el liderazgo. Las personas con características marcadas de liderazgo suelen lograr el éxito en todos los entornos en los que se rodean, ya sea a nivel empresarial, laboral, personal o cualquier otro ámbito de la vida.
La cultura de equipo en la industria de software
Construir una cultura centrada en el trabajo en equipo es esencial para obtener los mejores resultados. No solo para alcanzar objetivos, sino también para implementar innovaciones y retener talentos.
Una buena dinámica grupal genera un mejor ambiente laboral y le permite a las personas encontrar nuevas y mejores formas de hacer las cosas cada día.
Además, trabajar en la sinergia del grupo impacta de forma directa en la fluidez del trabajo, y esto es vital para agilizar procesos y optimizar tiempos.
¿Cómo alentamos la cultura de trabajo en equipo? El rol de los líderes de la industria del software resulta un aspecto fundamental para el desarrollo de una cultura sólida en cada equipo.
Hablemos del liderazgo multiplicador
Describir el significado de la palabra liderazgo no es suficiente, es importante que lo entendamos no sólo desde su definición. ¿A qué vamos con esto? Es clave comprender el liderazgo como un modelo exitoso que impulsa a las personas a alcanzar los objetivos de una organización.
Hace ya algunos años se habla del "liderazgo multiplicador", un concepto que desarrolló Wiseman (2017). Los líderes multiplicadores son personas firmes, que esperan la excelencia por parte de los miembros de sus equipos y los conducen a lograr resultados extraordinarios, viendo más allá de los resultados esperables.
Este concepto surge de un estudio realizado en Silicon Valley, lugar en donde coexisten las mayores corporaciones de tecnología del mundo y miles de startups. En la investigación se analizaron a más de 150 ejecutivos de alto nivel, de diversas organizaciones, para determinar cuáles eran las características que fortalecen la transformación del liderazgo convencional y que contribuyen a una cultura multiplicadora de talento. El estudio concluyó en que existen dos tipos de líderes: los disminuidores y los multiplicadores.
Características de los líderes multiplicadores
Una de las características más destacadas de los líderes multiplicadores es que no tienen miedo de compartir sus conocimientos y no se sienten amenazados por la inteligencia de los demás.
De hecho, todo lo contrario: son buenos impulsores de las cualidades y competencias de los individuos, porque ayudan a quienes los rodean a crecer y prepararse para tareas más importantes. Las personas se sienten atraídas por los líderes multiplicadores y buscan trabajar con ellos porque saben que van a crecer en su rol y potenciar sus habilidades.
La segunda característica que es importante destacar es que el líder multiplicador tiene la capacidad de desafiar. Son líderes que dan a las personas oportunidades para que sobrepasen sus propios límites y vayan más allá de lo que se espera de ellos en determinado puesto.
Por último, los líderes que cumplen con este estilo también se destacan por brindar reconocimiento por el trabajo bien hecho. De esta forma, generan motivación en sus equipos de trabajo y los impulsan a alcanzar y superar los resultados esperados, además de desafiarlos para salir de su zona de confort.
El liderazgo multiplicador como solución
Este modelo propone que las personas tengan un rol más activo al momento de tomar decisiones ¿El resultado? Las personas aúnan esfuerzos al trabajar colaborativamente y multiplican sus habilidades; interactúan entre sí y comparten responsabilidades, ideas y compromisos.
En el complejo contexto que transitamos, necesitamos líderes multiplicadores que logren romper las barreras tradicionales y generen resultados excepcionales a través de sus equipos.
Las personas serán parte de un proceso de aprendizaje continuo y deberán aprender a auto-organizarse y comunicarse, brindando feedback constante. De esta manera llegamos a nuestro objetivo: los líderes se convierten en impulsores de una organización más innovadora, interconectada y colaborativa.
