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Tratado del Quirinal: nuevo paso en la cooperación entre Italia y Francia

Ante los nuevos desafíos del gobierno alemán, el liderazgo de Mario Draghi es una oportunidad para que Italia tenga un mayor protagonismo en el proceso de construcción europea

Tratado del Quirinal: nuevo paso en la cooperación entre Italia y Francia
Nicolás Fuster 02 diciembre de 2021

El viernes 26 de noviembre, Mario Draghi y Emmanuel Macron firmaron el “Tratado entre la República Italiana y la República Francesa para una cooperación bilateral reforzada”, llamado Tratado del Quirinal por haber sido signado en el palacio homónimo, sede de la Presidencia de la República Italiana.

El acuerdo recuerda el Tratado del Elíseo, firmado por Francia y Alemania en 1963, que tenía como objetivo la consolidación del eje franco-alemán.

El Tratado del Quirinal, que amplía el horizonte estratégico entre Italia y Francia dentro de la Unión Europea, llega en un momento políticamente significativo, con Berlín en una fase de transición, y es el resultado de una idea que el presidente francés le presentó al entonces Primer Ministro italiano, Paolo Gentiloni, en 2017.

Con el sucesivo gobierno Liga Movimiento 5 Estrellas (M5S), presidido por Giuseppe Conte, Italia había provocado tensiones con el Gobierno francés. Uno de los vicepresidentes del gobierno, Luigi Di Maio, del M5S, se entrevistaba con los líderes de los Chalecos Amarillos. El otro vicepresidente, Matteo Salvini, de la Liga, entonces era Ministro del Interior y utilizaba tonos especialmente duros contra el Gobierno francés.

Como resultado, Francia retiró a su embajador en Roma y el proyecto fue suspendido. Pero en los últimos meses, con Mario Draghi en Palazzo Chigi, Macron decidió dar un nuevo paso para reforzar las relaciones entre ambos países.

El acuerdo es verdaderamente ambicioso y cubre un número de sectores, dividido en artículos. En el primero de ellos, asuntos exteriores, se establece que ambos gobiernos se comprometen coordinarse ante decisiones que toquen intereses comunes en el plano internacional.

Para esto, los países se consultarán sobre cuestiones que impactan sobre la seguridad, la integración, la paz y los derechos humanos. Puntualmente, promoverán la democracia, el desarrollo sostenible y la estabilidad en Africa.

En seguridad y defensa, el tratado promueve la cooperación e intercambio de las propias fuerzas armadas y el refuerzo de la defensa europea, que a su vez consolide el pilar europeo de la OTAN

En materia de asuntos europeos, Francia e Italia se comprometen a reforzar las instituciones europeas por una UE democrática, unida y soberana, y para el desarrollo de la autonomía estratégica europea, nuevamente con posiciones comunes: Italia y Francia acuerdan consultarse periódicamente para determinar una agenda común, incluso antes de cada Consejo Europeo (vértice de los jefes de gobierno de los estados de la UE).

En políticas migratorias, Justicia y asuntos internos, París y Roma trabajarán juntas para una reforma de la política europea migratoria y de asilo, con reuniones periódicas conjuntas de ambos Ministerios de Exteriores.

Sobre este punto, y con particular atención al Mediterráneo y al continente africano, fundamentales desde la perspectiva geopolítica, el presidente francés indicó que “con este tratado crearemos una visión geopolítica común: compartimos la visión europea e internacional, y construiremos una defensa europea común más fuerte, que apoye a la OTAN, y reforzaremos la cooperación en la lucha contra las migraciones ilegales y los traficantes”, y afirmó que el acuerdo “resalta la profunda amistad que nos une”.

El quinto punto (cooperación económica, industrial y digital), promueve proyectos conjuntos para el desarrollo de empresas startup, pymes y grandes compañías.

Además, se favorecerá una política industrial europea orientada a la competitividad y a la realización de la doble transición, digital y ecológica, de la UE, incluso en sectores estratégicos como las nuevas tecnologías, la ciberseguridad, la inteligencia artificial, el 5G y 6G y una mayor digitalización de transacciones.

En esa línea, se instituirá un foro de consulta entre los ministerios de economía, finanzas y desarrollo económico de los dos países, y se estimulará el intercambio de funcionarios.

En el área de desarrollo social, sostenible e inclusivo se destaca la importancia de garantizar condiciones de trabajo y retribuciones dignas, con un salario mínimo adecuado (Italia no tiene un salario mínimo), la lucha contra la desocupación juvenil y de políticas para una plena paridad entre hombres y mujeres, sosteniendo el empoderamiento y promoviendo el talento y el liderazgo femenino, con una consultación anual de intercambio de buenas prácticas y posiciones comunes en el cuadro europeo.

Por otra parte, los gobiernos se comprometen a producir juntos resultados ambiciosos en materia de cambio climático, como la neutralidad climática para 2050 y acciones multilaterales a favor de la biodiversidad.

Nuevamente, ambos países acuerdan consultarse regularmente para asegurar una transición ecológica equilibrada y eficaz. El tratado también alcanza la dimensión espacial, punto clave de la autonomía estratégica europea. Los gobiernos de Francia e Italia reforzarán la estrategia espacial de la UE.

El octavo artículo (educación y formación, investigación e innovación), establece la promoción lingüística entre ambos países, una mayor movilidad entre sus estudiantes y jóvenes profesionales, y un acercamiento de ambos sistemas de educación, con el objetivo de construir un espacio europeo de educación superior. 

En el sector de cultura, jóvenes y sociedad civil, ambos estados y establecen un servicio civil ítalo-francés. Además, refuerzan la cooperación entre las instituciones y los organismos culturales, con nuevos programas de intercambio en el ámbito de la industria cultural y del espectáculo. El tratado prevé también una acción conjunta en cooperación transfronteriza. Entre otros elementos, se impulsa la cooperación entre ambas policías de frontera.

En enero comienza el semestre francés de presidencia europea, que París probablemente coordinará junto con Roma. Y en sus disposiciones finales, el acuerdo restablece la cumbre bilateral anual, una tradición que había sido interrumpida por la crisis diplomática en 2018, y sucesivamente por la pandemia., con la novedad de que un miembro del gobierno de uno de ambos países participará, cada tres meses y de manera alternada, en una reunión de gabinete del otro gobierno.

En declaraciones posteriores a la firma, Draghi destacó que “nuestra soberanía, entendida como capacidad de dirigir el futuro como queramos, solo podrá reforzarse mediante una gestión compartida de los desafíos comunes. Queremos favorecer y acelerar el proceso de integración europea”.

Sandro Gozi, exsubsecretario de Asuntos Europeos italiano, exponente del partido Italia Viva y actualmente eurodiputado del grupo político Renew Europe, electo en Francia con una lista transnacional, sostuvo que “hay que estructurar y formalizar la cooperación entre Italia y Francia, que no debe depender de quién está en cada gobierno. Los intereses de nuestros países nunca fueron tan convergentes. Por ejemplo, en Libia: desde una óptica competitiva, uno contra el otro, Italia y Francia allanaron el camino de Rusia y Turquía. Es paradójico”.

El Tratado del Quirinal, que será ratificado luego del voto de los parlamentos, pone bases firmes para una integración concreta entre Roma y París. Ante los nuevos desafíos del gobierno alemán, el liderazgo de Mario Draghi es una oportunidad para que Italia tenga un mayor protagonismo en el proceso de construcción europea.

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