Ante la crisis que atraviesa Alemania, el gobierno de Olaf Scholz acordó un total de 32.000 millones de euros en recortes de impuestos corporativos durante cuatro años para impulsar la debilitada economía.
La "locomotora de Europa" tuvo un crecimiento nulo en el segundo trimestre y podría ser el único gran país industrializado en sufrir una recesión este año, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Por ello, el canciller Scholz anunció este martes un paquete de estímulos por un monto que superará los US$ 7.600 millones hasta 2028, con el objetivo de sacar del estancamiento a su economía.
En su primer año, el paquete de estímulo, modesto en el contexto de una economía de 4 billones de dólares, provocará un déficit de ingresos fiscales de 2.600 millones de euros para el gobierno federal, 2.500 millones de euros para los estados y 1.900 millones de euros para los municipios.
Sin embargo, se pudieron observar claras diferencias en la coalición que agrupa partidos de izquierda y liberales: el ministro liberal de Finanzas, Christian Lindner, desestimó los llamados del gobierno a gastar para ayudar a que la economía vuelva a crecer, diciendo que el gasto avivaría la inflación y que los recortes de impuestos corporativos tendrían un impacto mayor.
Mientras tanto, el descontento público con el desempeño de la coalición está aumentando, ya que una encuesta de Forsa encontró que el 61% de los alemanes estaban tan molestos por las disputas entre coaliciones que ya no prestaban atención a las políticas.
La encuesta también encontró que el 63% pensaba que Scholz era un líder débil, frente al 51% que medía en abril.
