Este lunes, el primer ministro palestino, Mohammad Shtayyeh, anunció su dimisión en un momento en el que la Autoridad Palestina busca conseguir apoyo para un papel más amplio en el marco de la guerra en la Franja de Gaza.
La Autoridad Palestina, creada hace unas tres décadas como parte de los Acuerdos de Oslo, se ha visto gravemente socavada por acusaciones de ineficacia y corrupción.
Según las encuestas, la Autoridad es profundamente impopular entre los palestinos, a lo que se suma que apenas ejerce una gobernanza limitada en partes de la ocupada Cisjordania, pero perdió poder en Gaza tras una lucha con el grupo terrorista Hamás en 2007.
Sin embargo, sigue siendo el único organismo directivo generalmente reconocido por la comunidad internacional.
Por ello, con la renuncia de Shtayyeh, el presidente, Mahmoud Abbas, busca reorganizar la Autoridad a medida que se intensifican los esfuerzos internacionales para detener los combates en Gaza y comenzar a trabajar en una estructura política con el fin de gobernar el enclave después de la guerra.
En este sentido, Abbas aceptó la dimisión de Shtayyeh y le pidió que permaneciera como encargado interino hasta que se nombrara un sustituto permanente.
Según los líderes palestinos, su capacidad para ejercer una gobernanza eficaz ha sido efectivamente bloqueada por las restricciones israelíes, que han incluido la retención de ingresos fiscales adeudados en virtud de los Acuerdos de Oslo.
Por su parte, Israel ha acusado durante mucho tiempo a la Autoridad de apoyar el terrorismo al ofrecer ayuda financiera a las familias de militantes asesinados por las fuerzas israelíes y al permitir que se incluya material antisemita en los libros de texto escolares.
