Para la sorpresa de propios y ajenos, este miércoles Nicola Sturgeon renunció como primera ministra de Escocia, abandonando el poder tras más de ocho años.
Sturgeon, líder del Partido Nacional Escocés, había asumido en noviembre de 2014, luego de que los escoceses votaran en un referéndum a favor de permanecer en el Reino Unido.
Pero ahora, Sturgeon, la primera mujer en ocupar dicho cargo en toda la historia del país, confirmó que renunciaba porque estaba demasiado cansada para superar la división política, y quería alejarse de la "brutalidad" de la política moderna para centrarse en "Nicola Sturgeon, la persona".
"Esto es realmente difícil para mí. Mi decisión viene de un lugar de deber y de amor, amor duro tal vez, pero amor al fin, por mi partido, y sobre todo por el país", agregó Sturgeon, de 52 años, quien es la primera ministra que más tiempo ocupó el cargo.
La noticia no deja de ser llamativa si se tiene en cuenta que hoy en día la edad no parece ser un impedimento para gobernar. Ejemplos claro de esto último son Joe Biden y Lula da Silva, de 80 y 77 años, respectivamente.
Sin embargo, la inesperada partida de Sturgeon estaría relacionada con los últimos reveses que sufrió en lo que respecta a su proyecto de independencia escocesa.
Durante su gestión, dirigió a su partido a través de una serie de contundentes victorias electorales y se ganó la reputación de ser la mejor comunicadora política del Reino Unido.
Sturgeon consideraba que, tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea, algo a lo que los escoses se oponían, Londres debía permitirles realizar un nuevo referéndum de independencia.
Y su campaña fue un éxito, ya que en las elecciones parlamentarias de 2021 obtuvo un contundente triunfo. Sin embargo, desde Londres dijeron que, como mínimo, debían pasar 10 años del último referéndum para una nueva votación.
Y, tras recurrir a la justicia, llegó un golpe casi letal para la ahora exmandataria: el Tribunal Supremo del Reino Unido dictaminó que no podía celebrar un segundo referéndum sin la aprobación del Parlamento británico.
Respecto a esta situación, Sturgeon afirmó que había un respaldo mayoritario para la independencia, pero que se necesitaba solidificar y hacer crecer ese apoyo.
"Para lograr eso, debemos superar la división en la política escocesa. Y mi juicio ahora es que un nuevo líder será más capaz de hacer esto. Alguien sobre quien la mente de casi todos en el país no esté ya resuelta para bien o para mal", sentenció.
