Tras el fracaso de Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular, para formar gobierno en España, ahora es el presidente, Pedro Sánchez, quien está intentando juntar los votos necesarios para ser reelecto.
Sánchez, que en las elecciones de julio terminó segundo, tiene la difícil tarea de convencer a los partidos catalanes de que lo apoyen, aunque estos a cambio le exigen amnistía para sus principales líderes, acusados judicialmente por el intento separatista de Cataluña en 2017.
Pero no solo tiene la difícil tarea de convencer a los políticos catalanes, sino también a la propia población española: este domingo, cientos de miles de ciudadanos marcharon por Barcelona para protestar contra un posible acuerdo de amnistía.
La protesta, organizada por la organización antiseparatista Societat Civil Catalana, tuvo lugar cinco días después de que Sánchez confirmara que buscaría llegar a un acuerdo con los partidos separatistas catalanes Junts y Esquerra Republicana de Catalunya.
Entre los asistentes a la marcha se encontraba el propio Feijóo y Santiago Abascal, líder del partido de extrema derecha Vox. Según la policía, hasta 50.000 manifestantes se hicieron presentes.
En este sentido, Feijóo consideró que "esta no es una amnistía que busque la reconciliación. Lo único que busca es convertirlo (Sánchez) en presidente del Gobierno".
La amnistía podría potencialmente cubrir a más de 1.400 personas involucradas en el intento de independencia que llegó a un punto crítico en 2017, estima el grupo catalán pro separatista Omnium. Se trata de una mezcla de personas encarceladas y otras que enfrentan cargos.
En el caso de concretarse, sería la mayor ley de amnistía en España desde la amnistía general de 1977 por crímenes cometidos durante la dictadura de Francisco Franco, y la primera ley de amnistía aprobada en la Unión Europea desde 1991, según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España.
Si Sánchez no logra formar gobierno antes del 27 de noviembre, se deberán convocar nuevas elecciones.
