Maduro está decidido a retener el poder a cualquier costo
El proceso electoral venezolano reveló, de principio a fin, los múltiples obstáculos que el régimen fue poniendo en el camino para complicar a la oposición.
María Corina Machado, la principal líder de la oposición, se encuentra perseguida e inhabilitada para ocupar cargos públicos desde 2014. El candidato que la oposición presentó en su lugar fue Edmundo González Urrutia, un diplomático de bajo perfil, quien fue inicialmente postulado como candidato provisional mientras se esperaba la posible inscripción de Machado.
Además, se rechazaron misiones de observación electoral y veedores independientes.
Otro aspecto destacable es que más del 99% de los exiliados no pudo votar. Desde la crisis de 2018, se estima que casi 8 millones de personas han abandonado el país. Sin embargo, el chavismo impuso trabas para su participación en la elección, tales como requisitos documentarios y tiempos de inscripción. Como consecuencia, sólo 69.000 estuvieron habilitados para votar.
A pesar de estos serios obstáculos, las elecciones generaron grandes expectativas, especialmente con el Acuerdo de Barbados suscrito por el oficialismo y la oposición en octubre de 2023, que estableció las condiciones para las elecciones de 2024. La participación unificada de la oposición fue otro factor de esperanza.
Sin embargo, pocas horas después de cerrados los comicios se hizo evidente que los resultados electorales habían sido manipulados. El Consejo Nacional Electoral anunció el triunfo y reelección de Nicolás Maduro con el 51,2% de los votos.
A pesar de ello, Machado afirmó que "Venezuela tiene un nuevo presidente electo y es Edmundo González Urrutia". La oposición publicó la página web para difundir las actas y los resultados de las elecciones. Según estos datos, González obtuvo el 67% de los votos (7,1 millones) y ganó en todos los estados. Siguiendo a la plataforma, Maduro consiguió 30% de los votos (3,2 millones).
La comunidad internacional se está expresando frente al fraude ejercido por el chavismo. Presidentes y funcionarios como Antony Blinken y Kamala Harris de Estados Unidos, Josep Borrell de la Unión Europea, Javier Milei de Argentina, Gabriel Boric de Chile y Luis Lacalle Pou de Uruguay pidieron transparencia y respeto por la voluntad del pueblo venezolano. "Argentina no va a reconocer otro fraude, y espera que las Fuerzas Armadas esta vez defiendan la democracia y la voluntad popular", afirmó Milei en la red social X.
En contraste, presidentes como Luis Arce de Bolivia, Xiomara Castro de Honduras, Miguel Díaz-Canel de Cuba, Xi Jinping de China y Vladimir Putin de Rusia reconocieron los resultados. El expresidente de Bolivia Evo Morales, aliado del chavismo, se sumó a las felicitaciones a Maduro y tuiteó: "Condenamos enérgicamente la nueva arremetida golpista en contra del gobierno legal y legítimamente constituido de la República Bolivariana de Venezuela".
Mientras tanto, Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil y figura clave de la izquierda latinoamericana, se mantiene en silencio y a la espera de la presentación de las actas oficiales. En los días previos a las elecciones había afirmado que "Maduro tiene que aprender que cuando ganas te quedas, cuando pierdes te vas. Y prepararse para disputar otras elecciones. Así que espero que esto suceda por el bien de Venezuela y por el bien de América del Sur".
A nivel interno, el fraude desencadenó protestas masivas en todo el país, con decenas de muertos, heridos y detenidos debido a la represión ejercida contra los manifestantes. Las Fuerzas Armadas siguen siendo leales a Maduro, lo que resulta un elemento de gran importancia para el sostenimiento del régimen.
En este contexto de evidente manipulación electoral, el mundo observa atentamente los posibles movimientos de la oposición y los actores internacionales. De cualquier modo, el régimen de Maduro parece decidido a retener el poder a cualquier costo.