No están siendo semanas fáciles para Guillermo Lasso, presidente de Ecuador. A la crisis social generada por un aumento exponencial del narcotráfico, ahora se suman los aumentos de los precios de los combustibles.
Ayer, miles de manifestantes protestaron contra las políticas económicas del líder de derecha, quien la semana pasada decretó el congelamiento del precio de los combustibles, aunque en ese mismo decreto dispuso un nuevo incremento de los valores.
El precio de la gasolina extra, una gasolina de mayor octanaje, que es el combustible más utilizado en Ecuador, se congeló a un precio fijo de US$ 2,55 el galón, mientras que el diésel lo hizo a US$ 1,90 el galón.
Sin embargo, los manifestantes exigen que Lasso congele los precios en niveles más bajos. Durante las protestas, la policía utilizó gas lacrimógeno en Quito y, según la Confederación de Nacionalidades Indígenas, hubo varios manifestantes que resultaron heridos. También se realizaron marchas en Guayaquil y Cuenca.
En el último año, los precios de los combustibles aumentaron más del 40% en Ecuador. Esto se debe, principalmente, a que a medida que los países han abandonado las cuarentenas, se han reactivado el consumo y la producción, lo cual elevó la demanda y el precio del petróleo.
Una situación similar se vive en Brasil, donde Petrobras recientemente anunció un aumento en el precio de la gasolina del 7,04% y del 9,15% en el caso del diésel. Según el propio Jair Bolsonaro, este se debe “a las cifras de los precios del petróleo en el exterior y del dólar”, lo que “lamentablemente provoca un aumento en el precio de los combustibles”.
Sin embargo, en Ecuador a este problema internacional se suma el polémico sistema de bandas implementado por el expresidente Lenín Moreno. El sistema permite la reducción gradual en el subsidio a los combustibles para destinarlos a otros sectores más necesitados, teniendo como base el promedio de los precios del petróleo en Medio Oriente y el WTI.
Actualmente, en Ecuador el galón de combustible cuesta la mitad de lo que vale en el mundo, siendo el segundo país con el combustible más barato en la región. Por ello, el sistema de bandas busca que los precios locales se equiparen con los internacionales.
